No andes sola por la calle

El día había sido pesado, tanto para mí como para mi hermana Sofía, pero por fin era viernes. Los chicos de la facultad habían organizado una fiesta de fin de año e íbamos a ir las dos. A último momento, Sofi recibió un mensaje de su novio y terminé maquillándome sola en el baño.
Las remiseras estaban atestadas de llamados, como todos los fines de semana en diciembre. "No me queda otra", pensé. Me puse a caminar despacio, esperando que en algún momento un coche se desocupara y me llevara al salón. Para mi suerte, lo encontré a mitad de camino.
Le di las indicaciones al chofer y me recosté en el asiento, sumida en mis pensamientos, haciendo un resumen de lo fantástico que había sido el año.
Sentí que el hombre se había desviado del trayecto, pero calculé que estaba buscando un atajo para evitar el tránsito. Frenó en una esquina, saludó a un amigo que estaba sentado en la parada de colectivos y siguió.
Cuando llegamos al lugar donde se estaba dando la fiesta, me cobró mucho menos de lo que indicaba la máquina, alegando "por la desviación". Confieso que me alegré un poco por ello.

Entré al salón, saludé a mis compañeros y me puse a conversar con algunas de las chicas del grupo. Vi a un muchacho recorriendo a gran velocidad la distancia que nos separaba. No alcancé a verle la cara, pero esperaba que fuera Manu, con quien estaba saliendo desde hacía cuatro meses. ¡Dios!, que me estaba enamorando de ese chico. Lo veía en todos lados. Por supuesto, otra vez no era él.
Interrumpió, me pidió un tiempo a solas y me fui con él a un apartado bastante silencioso.
- ¿Qué pasa? - Pregunté.
- Tu hermana se descompensó, me acaba de llamar el novio.
- ¿Vos sos amigo de alguno de los dos?
- Si, doy una materia con ella.
Sin dudar un segundo, salí a zancadas y tomé un remis. ¡Vaya casualidad!, el mismo chofer de la ida.
"Siempre nos quedamos en la puerta, por si alguien decide irse más temprano. Es una estrategia del servicio", me comentó. La verdad es que no le presté demasiada atención, por la preocupación que llevaba encima.
El hombre tomó el mismo camino que a la ida y volvió a frenarse en aquella esquina, donde saludó a su amigo. Mientras tanto, marqué el número de Santiago, el novio de Sofía, para preguntarle qué había pasado. Noté que me contestó medio dormido y lo único que pude escuchar antes de desmayarme, fue "Sofi está acá, durmiendo".

Me desperté con una sensación extraña en mi cuerpo. Tenía las manos atadas en la espalda y una venda cubría mis ojos. Cuando reaccioné sobre esto, la desesperación fue inminente. Grité, pataleé, pero no hubo caso.
Escuché el ruido de un par de tacones inundando la habitación. El eco era insoportable.
- Buenas noches, bella durmiente.- La voz de una mujer.
- ¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? ¡Dejame ir!
A la misteriosa dama se le incorporó un hombre.
- Martina Lugano, veinte años. Tiene una hermana, Sofía Lugano, de veintidós años, en pareja con Santiago Martínez. Vive en Rivadavia al 500, con su madre, María Saccher, ama de casa, y su padre, Juan Alberto Lugano, trabaja en el Banco Santander en Buenos Aires al 1500. Van al club Luján dos veces por semana, sábado al mediodía y domingo a la tarde. Sofía y Martina asisten a la Universidad Nacional, con sede en La Rioja al 200. No frecuentan otros lugares, solo salidas espontáneas.
- Gracias. Retirate. - contestó la mujer.
La puerta se azotó tras la salida del muchacho. Se escuchó un ruido de hojas de cuaderno, como de alguien revisando algo pasado por alto. A esta altura, las lágrimas me ahogaban y seguía sorprendida por la cantidad de datos precisos que el hombre había cantado frente a nosotras.
Pensé en Manu. Pensé en cada una de las caricias de ese chico que se robaba todos mis suspiros. Pensé en cómo él entraría, golpearía a todos los captores y me llevaría de regreso a casa. Y en él pensé hasta el borde de la angustia, sabiendo que no iba a ser él el primero en tocarme... la persona por la que había esperado tanto tiempo.
La habitación volvió a inundarse con el sonido de pasos. Alguien me agarró por la citura, inmovilizándome, y me cubrió la boca con su mano. Quise gritar, pero entonces sentí una aguja penetrando mi brazo izquierdo y depositando una molestia helada en mi sangre.

Durante los siguientes tres días, Martina viajó adormilada en una camioneta con rumbo a la frontera del país. Su cara llenaba las paredes de la ciudad, con una leyenda describiendo cómo estaba vestida y a dónde había ido la noche de su desaparición.
Los políticos hacían campañas con su rostro, bajo el estandarte "ni una Martina más", aún sabiendo que todo pudo haber sido enmendado con la revisión de vehículos que cruzaban la frontera, con operativos policiales y medidas de seguridad más ajustadas.
Los noticieros hablaron de su caso durante tres meses y luego hubo silencio... y el llanto de una familia destrozada. Nadie en la facultad volvió a hablar de ella.


Por más que escribiera que Martina fue hallada con vida, esta historia no tendría un final feliz y usted, mi lector, no tendría paz. No existe un final feliz para los millones de casos de personas secuestradas durante la democracia, ni para aquellos que pierden un hermano o una hermana, un padre o una madre, un hijo, un amigo...
Cuando una víctima es encontrada viva todos sonríen, pero aún así, las cenizas del horror siguen en su mente. Nadie puede escapar a las secuelas de la privación de un derecho y mucho menos cuando el dolor ha sido tan fuerte.
Aunque Martina hubiera vuelto, ya no podría haberle dado su amor a Manu, ya no podría haber seguido estudiando como lo hacía antes, ni tratado a su familia de la misma manera. Ya no hubiera comido ni dormido bien, ni hubiera podido relacionarse con personas nuevas o salir a la calle tranquila. Martina estuvo destrozada desde el momento en el que subió al remis.

Es lamentable, pero Martina nunca fue ficción.
Cuidá a los que tenés a tu alrededor. El único héroe que existe, es la prevención.

Todo está conectado

Hay algo muy extraño en el modus operandi de la vita nostra.
Resulta que un día pienso en alguien que hace años que no veo y ¡pum!, de la nada me lo vuelvo a encontrar. Está buenísimo cuando es alguien que extraño.

Las personas mutan. Las personas están en constante cambio.
Son estos cambios los que hacen que a veces nos separemos o nos unamos. Cada quién tiene su momento y cuando dos momentos encuentran una cierta cantidad de puntos coincidentes, surge la afinidad, la cercanía.
A veces nos alejamos de un amigo durante mucho tiempo, pero siempre existe la posibilidad de que nuestros cambios nos reencuentren.
Nunca hay que guardar rencor. Una persona que conociste hace cinco minutos, en este exacto segundo ya no es la misma. Metamorfosis continua, ese es el problema que nos aqueja tanto.

Aprendemos a nuestro ritmo, nuestros gustos van variando, nuestra personalidad se va modificando con cada piedra en el camino. Gracias a ello, nunca nos aburrimos de existir. 
Por desgracia, muchos piensan que esos cambios son desfavorables. Y sí, cada vez que pienso en un amigo que hace meses que no veo, me pongo triste. La realidad es que ambos sufrimos algún tipo de alteración en nuestra vida que nos cambió la inclinación.
Hoy puedo no estar tan pegada a vos, pero quizá en otro momento nuestra metamorfosis nos una y viceversa.

A veces es mejor aceptar que el mundo entero está conectado y conspira en silencio para que todos logremos una meta. Lo importante es proponérselo con toda la fuerza de voluntad posible.
Todos tenemos el poder de "hacer suceder". Podemos forzar de alguna -buena- manera el futuro de las cosas. Lo incierto es lo más atractivo.
¿Qué puede ser mejor que algo que no sabemos cómo va a ser? Por ahí imaginamos el futuro de una linda manera y gracias a eso, tendemos a forzar que suceda así. A veces lo imaginamos de una forma terrible, catastrófica... y luchamos por cambiarlo.
Sin darnos cuenta, estamos construyendo un camino en base a la proyección y, por supuesto, de la creencia de esta proyección de una realidad posterior.

La cruda es que nosotros lo manejamos. No está escrito. Nunca estuvo escrito. Hay medios y existe la capacidad de manipularlos a nuestro favor.
De última, si las cosas no salen como lo pensabas, debe haber una razón momentáneamente oculta que te puede llegar a deparar algo distinto o hasta mucho mejor. Tiempo al tiempo.

Cada mañana hay una pregunta que la vida te hace y vos respondés. Es algo que hacemos desde el nacimiento, por lo tanto, no te das cuenta por estar acostumbrado.
La pregunta es simple: ¿Hoy querés sonreír o fruncir el ceño? 
Si elegís sonreír, tenés que sonreír hasta que el ceño fruncido de los demás desaparezca... es un laburo jodido, pero no imposible. Si contagiás tu sonrisa a cada persona enojada, eso se va a expandir hasta que tu entorno logre un ambiente pacífico y amigable para que tu día sea brillante.

La clave de que un día sea genial es el optimismo. Si te fue mal en una, seguí sonriendo. Si te dejás sobrepasar por esa mala, entonces un campo magnético de mal humor te va a rodear y todo lo que hagas después te va a parecer caótico e insoportable. Sin contar de que se te pega todo lo malo como un tatuaje de chicle que después te querés sacar y te tira los pelitos. 

Seguramente te pasó: desaprobaste un examen, perdiste la sonrisa. Después resulta que una mínima actitud negativa de otra persona hizo crecer tu mal humor... y después la cola del banco es inaguantable, tu amigo se vuelve enemigo, tu mamá es molesta, tenés que trabajar y se estudia un cuarto de la vida para trabajar dos cuartos y morir en el último y... y... y ... y todo es una porquería porque dejaste que creciera el mal humor en vos.

En fin, creo que expliqué de más. 
Llenate de optimismo.
Gracias por leerme hoy.

Un cortado con azúcar

A veces hay que abstenerse.
Hay un momento para tomar decisiones y siempre hay que considerar que todas ellas van a cambiar nuestro entorno de alguna manera. Todo lo que pasó antes fue aprendizaje, todo lo que pasará después será consecuencia. El ciclo se repite constantemente.
Las consecuencias se pueden remediar, mas desear un "hubiera sido" resulta vano.

Aprendí que cuando uno se siente incapaz o ha agotado recursos, tiende a negar hasta su propia naturaleza.
Me he sorprendido al escuchar lo que emana la voz de alguien cuando está frustrado. "Igual, yo soy un cero a la izquierda"... "qué más da, si no me da la cabeza para hacerlo".
Nada de eso es real.
Lo único real, lo único verdaderamente nuestro es el ciclo. Aprendí, decidí, sufrí la consecuencia, aprendí...

Los problemas de la vida deberían verse como las Matemáticas. Odio las Matemáticas, pero el recurso aplica: ecuación, resolución, [revisión de errores, corrección]^n*.
En algún momento llegaremos al resultado.





* A la enésima. Todavía no aprendí a hacer superíndices.

Flor de texto

Las relaciones humanas cumplen una sola función: satisfacer nuestra necesidad como Seres sociales. Pero ojo, que la situación no está tan helada.

Nos gestamos durante un período de 7-9 meses unidos a una persona por el cordón umbilical. Cuando nos separamos, se corta ese nexo físico, pero el lazo con la Humanidad sigue intacto. Como su tuviéramos un cordón invisible que nos une al resto de los Seres Humanos y nos liga aún más a los que elegimos como "Seres Queridos".

La verdadera razón de las relaciones reside en el bienestar. Dos personas se unen para compartir, para hacer a la felicidad mutua.
Cuando la relación florece, hay que saber cuidarla. Las raíces de nuestra flor son el amor, el tallo es el compañerismo y los pétalos serían la confianza. Todos sabemos que cuando los pétalos de una flor caen uno a uno, la pobrecita se vuelve fea.
Para sostener estos pétalos, hacen falta acciones. El cáliz de nuestra flor son las acciones.

Entonces ahora tenemos tres sujetos: dos personas y una flor. Es tarea de los dos elegir cuidar un cardo o una orquídea.

Ustedes sabrán cuidar sus flores a su manera, no soy quién para proponer una doctrina... pero quizá esto sirva:
No debemos pelear por el curso del viento, sino debatir sobre la posición en la que nos conviene apuntar nuestra vela, para que el barco nos lleve a tierra sanos y salvos.

Recuerden que el amor es una recompensa: debemos saber ganarlo, cuidarlo, valorarlo y retribuirlo.

Espero tengan un jardín repleto de vida y color, mas nunca lo dejen marchitar.
Gracias por leerme.

Pesadilla


Ya me pasó antes y no se por qué lo sueño.
Estoy tranquila, haciendo mis cosas. Me encuentro amigos, todo transcurre muy bien y el Universo en el que estoy es idéntico al real, al que ocupamos en este momento.
Vuelvo a la réplica onírica  de mi departamento, ceno con mi familia perfectamente representada (ningún truco, todo el tiempo siento que estoy despierta) y me voy a dormir.
Cuando llego a mi cuarto, empiezan a pasar cosas raras. No les doy pelota, porque son casi nimiedades... cosas como que se cae un muñeco o se cierra la puerta con la brisa del ventilador. Cosas mundanas.
Me acuesto en mi cama onírica y las cosas se ponen muy hardcore. MUY hardcore. No me llego a dormir, pero la luz está apagada. Las puertas se azotan con fuerza, las cosas se mueven y corro a la pieza de mamá y papá, a buscar a los primeros protectores. Evidentemente es un día entre semana, porque papá no está en casa.
Trato de gritar, pero calmada, cosa de que sea lo que sea que esté allá afuera, no me escuche nerviosa.
Cuando mamá se despierta, las cosas aflojan... no son tan alevosas  pero por lo menos se mantienen el tiempo suficiente como para que mi familia me crea.
Mamá me dice: "Siempre te pasa esto en el verano" y no le erra... la versión onírica de Alicia se refiere a anteriores sueños idénticos a este: una suerte de poltergeist obsesionado conmigo.

Los que han tenido pesadillas realmente aterradoras, por las que se han levantado con la peor angustia en el pecho, me van a entender de lo que hablo.

Bien, pasa todo un día más o menos tranqui y llega la noche. A la hora de comer, nos estamos sentando a la mesa y yo constantemente siento algo que me toca los hombros y me tironea mechones de pelo. Bien, mientras más lo niegue y lo ignore, menos va a existir.
Ahora está mi papá en casa (giro típico en un sueño, personas que aparecen y desaparecen rompiendo la lógica de la trama). Se están por ir a dormir y le ruego que me deje dormir con mamá. La desesperación, el pánico y las ganas de llorar eran muy intensos.
En la pieza todo se puso peor... los cuadros se movían, las puertas se azotaban, la ventana se rompió, volaban cosas de un lado al otro. Yo empecé a gritar que ya no quería vivir... el terror de esa situación es peor que el de la realidad.. ahí sabés que no escapás... o te agarra, o te agarra.

Aparece. Da la cara por primera vez en dos años del mismo sueño.
Es una cosa... a ver cómo lo explico. Es como un gordito con bigotes demasiado tupidos, con mucha cara de hijo de puta. Tiene un ojo de más en la frente, pero no como en las películas, sino deforme y tirado para la derecha. Tiene la piel y el bigote grises, pero usa un traje de colores muy locos, con joyería rara y un bastón.
Me desespero al tenerlo ahí. Está flotando y diciéndome cosas horribles... cosas como que me va a atormentar hasta mi muerte. Agarro una estampita de la Virgen (mirá cuál es la primera reacción: mucho Hollywood) y le toco la cara. Se ríe... la estampita no le hace nada. La agarra, mira la imagen y me dice: "¿Esta? Esta es su 'primera' reina..." está por continuar la frase con algo como "y yo soy..." y lo interrumpo, porque no lo quiero escuchar, gritándole "¡Esa es la UNICA reina!". Se ríe... miro la estampita y la cara de la Virgen y el niño Jesús estaban quemadas. Listo. En ese momento era como que si eso no funcionaba, tampoco iba a servir de nada ocultarme atrás de un mortal.

Salgo corriendo de la pieza de mis viejos y llego a la mía. El televisor se prende de la nada. Él está ahí.
Me empieza a hablar, no recuerdo lo que me dice, pero me aterra. Me muestra imágenes de gente a la que había torturado. Un tipo corriendo mientras vuelan cosas a su alrededor... le pido que pare. Para las imágenes y aparece de nuevo él. Empiezo a llorar y aparece mi abuela atrás... aparentemente ella no ve las imágenes, solo yo las puedo ver... entonces le pregunto: "¿Podés verlo?"... "No", me dice, "pero yo te creo". Le replico: "Sacalos a todos del departamento, yo después te explico lo que estoy viendo".

Le pregunto el nombre y qué quiere conmigo... me dice que se llama "Shikohiba" (no me extraña para nada la locura de que el nombre suene japonés, porque vivo mirando animé). Creo que le pregunté dos veces, porque lo dijo medio bajito, esperando que me acerque a la pantalla.
En un momento es como que está dando una "frase final" y siento que va a salir del televisor, entonces quiero apagarlo. Aprieto el botón y me doy vuelta para correr, pero el sonido sigue, así que vuelvo a enfrentar al aparato y él sigue ahí.
Ya no hay nadie en casa... en ese momento ya lo había perdido todo. No se en qué lugar de mi mente me obligo a despertar...
Todavía estaba somnolienta, así que hice fuerza para levantarme y prender la luz. Si me dormía, iba a volver al sueño.

Fui al comedor, esperando encontrar alguien a quien abrazar... terminó siendo Nika. Le dije algo como "ya pasó, ya estoy acá y acá no me puede hacer nada".
Y acá estoy.

Versos con olor a campo


A principios del 2006 (tenía 12 años, aproximadamente) me fanaticé con el libro "Pai Luchí" y escribí esto. Yo creo que si la Humanidad tiene sus registros de las primeras escrituras, este sería el mío.


Locro en el granero

Prenda la vela, sin preguntar dónde estamos.
Míreme a los ojos, sin ver por dónde caminamos.
Acá está mi mano, la tormenta no es eterna.
¡Upa!, que se nos apagó la vela.
Vuelva a prenderla, que hay apuro.
No se demore, yo lo apresuro.
¿Qué canta el gallo, que no le entiendo nada?
¡A la mierda!, que es la criada.
Nos hace señas desde la puerta,
dice que quiere dejarla abierta.
¡Upa!, que no es saludo de agostero,
vió que le está hablando al casero.
Si no veo mal, eso es una alarma,
¿o el es casero apuntando el arma?.
¡Que lo tiró!, viene sin cara de bueno,
nos quiere bien fuera de este terreno.
Oiga, amigo, prenda la vela,
que este casero viene con la abuela.
Vamos a armarles un buen banquete,
pa' que el casero no nos rete.


El matrimonio de doña Inocencia y don Malicia


- Corra, corra hijo, que no llegamos.
- Pero mamá, ¿a dónde vamos?
- Que se casa doña Inocencia.
- Pero amita, téngame paciencia.
- Doña Inocencia no espera.
- ¿Se casa con la primavera?
- Que no, hijo, es con Don Malicia.
- ¿Y va la señora Avaricia?
- Que anda con gripe la señora.
- ¿Gripe asistirá a la boda?
- Pero no, hijo. Don Gripe se queda en casa.
- ¿Y no le importa si su señora se retrasa?
- Que no. Corra, hijo, que hay mucho por andar.
- Pero, madre, Inocencia puede esperar.
- ¿Para usted, hijo?, la inocencia no espera.
- ¿Cómo que no, má?, si no se casa en primavera.
- Le he dicho que es con Don Malicia.
- ¡Cómo corre la noticia!
- ¡Pero si esa es la pareja!
- Más que pareja, yo diría dispareja.
- Hijo mío, usted no entiende.
- Entiendo, madre, que usted no explica.
- ¿Qué no explico con coherencia? 
- La pareja de Don Malicia y Doña Inocencia.

La razón


Esto es una canción que encontré en un cajón, mientras tiraba papeles... la voy a dejar acá.


La razón del sol es el día,
de mi infinidad, la ironía.
Del día a día,
la razón es mi felicidad.

De mi canto, tu risa es la razón,
de la magia y el arte, la inspiración.
De la amistad, la razón es el amor.

Y si el alma se emociona y grita con pasión,
te aseguro, esa sería mi razón.
Cuando el tiempo cura las heridas, el dolor
se hace chico, porque esa es su razón.

La distancia no anima,
pero la estima se hace más fuerte
cuando la suerte te da el encuentro
que tanto esperás.

El lugar que se adueña
de esa pequeña parte en vos.
Tu razón en la vida quizá
nunca tuvo una razón...

Si el río llega hasta el mar,
nunca tuvo miedo de crecer,
porque nada nos frena
al encontrar nuestro lugar.


La razón del sol es el día,
de mi infinidad, la ironía.
Del día a día,
la razón es mi felicidad....

Acá vas a leer mucho la palabra "Amor"

El Amor es una energía renovable.

Las comidas de mamá, los abrazos de una abuelita, una anécdota de la juventud de papá y la risa de un amigo. Todo es energía que se transmite: se da y se recibe.
El Amor se transmite con los cinco sentidos. Los sentidos son los lazos del Ser Humano con el mundo. Cuando alguno falla o se carece de él desde el nacimiento, los demás se hacen más fuertes para que nunca perdamos nuestro cable a tierra.
Si no estoy demasiado equivocada, puedo concluir que la mayor parte del tiempo estamos dando y recibiendo Amor. Nada fuera de lo cotidiano: el Amor abarca desde una caricia hasta mirar un amanecer, desde el olor de una flor hasta alguna melodía que alguien dejó por ahí, para que el aire se bañe en ella y la propague a lo largo y ancho de su cuerpo etéreo.
Quisiera pensar que el Amor es el motor que está en el centro de la Tierra. Se alimenta de todo lo bueno y lo malo... y mantiene al planeta en esta transmisión constante de energía.
Nadie lo pierde... nadie puede perder el Amor. Está en la carne, está en el agua, en el sol, echa raíces por todos lados y es imposible detenerlo. De todas formas, ¿quién quisiera detener al motor del mundo? Si este mundo es algo maravilloso.
Está en vos, en tu espejo, en tus allegados, en los desconocidos, en el arte... ¿El trabajo de equipo en un deporte o proyecto? Adiviná con qué se sustenta...

Con todo el respeto que las glándulas secretoras de dopamina se merecen, el Amor es energía. Y como todos los seres son energía, quiere decir nada más y nada menos que nosotros somos... exactamente.

Muchas personas tienen un dios. No es un hombre barbudo ni un pelado panzón. Esas son las cosas que uno se imagina cuando dice "dios". El dios de las personas es el Amor representado en una figura y con un nombre específico.
No es mi intención ofender a los religiosos, sino buscar un acuerdo en ese punto. Llamalo Dios, llamalo Hashem, Alá, Anansi, Zeus, Bomazi, Atum, Inti, Odín, Roberto si querés... pero lo que representan todos estos nombres es una misma cosa: la Creación, la maravilla del mundo, el mismísimo Amor del que veníamos hablando.
Los libros están escritos por los humanos, por eso hay tantos problemas. Unos consideraban que era mejor no comer carne de cerdo, otros creían que las vacas eran sagradas y quizá en algún otro libro decía que la pastafrola era diabólica... los libros disienten, se contradicen y contrastan unos con otros. La verdadera razón que los llama a la religión es el Amor. La búsqueda y el gozo de éste.

Así es como este motor ha adoptado formas y nombres, se ha desarrollado, ha crecido y hemos crecido con él. Mientras sepamos que existe, que fehacientemente está ahí, va a seguir renovándose.

No solo es una pareja, un amigo o tus familiares... Amor sos vos mismo, lo que te rodea, lo que te gusta, lo que sentís, lo que te es inevitable como la respiración.

Este motor, inclusive, se representó en las palabras que acabo de escribir como Ser del Amor... y vos ahí, leyéndolas, bajo la misma calidad.

Gracias por hacer que esto funcione.

Sabrina y sus dos gatitos

El otro día hubo una actividad en distintas escuelas, que constaba de grandes leyéndole a los más chiquitos. Mamá me pidió que vaya al jardín de Delfi, pero por una u otra cuestión, no se dio.
Esa tarde escribí un cuentito, que después pensé que sería más apropiado para nosotros, los grandes.
Esto no es al azar, sino una aprendizaje que me tocó experimentar y que me gustaría compartir, por si alguno se siente solito en el papel de alguno de mis personajes y necesita un ratito de comprensión.


 Sabrina y sus dos gatitos

Cuando Sabrina cumplió nueve años, sus padres le regalaron un gatito al que llamó "Bigotes".
En realidad, ella había pedido "una mascota" pensando claramente en un perro. La decepción al ver al pequeño felino con su collarcito celeste... fue terrible.
Durante siete meses, Bigotes la buscaba por toda la casa para jugar, pero ella lo espantaba con un golpe en la cabeza. El minino no entendía por qué su amiga humana no lo quería, pero seguía intentándolo una y otra vez.
Al cabo de mucho tiempo e incesante desdén por parte de la niña, Bigotes entendió que ya no valía la pena seguir anhelando su cariño y se escondió abajo del sofá, para saber si ella aunque sea lo extrañaba un poquito.
La mamá de Sabrina se puso loca. Lo buscó por todos lados y no logró encontrarlo. Entró a la habitación de la muchacha, esperando que estuviera con ella, pero tampoco hubo caso.
Bigotes sufrió el infortunio de escuchar a la niña gritar: "¡Es mejor que se haya perdido ese gato feo!".
Con la cara llena de tristeza y maullando una canción de desamor, el gatito se escapó de la casa y no regresó jamás.

Dos años más tarde, Sabrina le contó a sus padres que extrañaba a Bigotes, así que ellos le regalaron otro gatito, con la condición de que lo cuidara mucho. Lo llamó "Gruñón", por la expresión típica de la raza "Persa".
Gruñón no era como Bigotes. Gruñón era todo lo contrario a Bigotes. Este antipático bicharraco detestaba las caricias, nunca estaba de humor para jugar y siempre la lastimaba con sus garritas.
Cuando Sabrina dormía, Gruñón se escabullía dentro de su habitación y le tironeaba los pelos, le rompía los juguetes y le robaba las pantuflas.
Siguiendo la condición de sus padres y extrañando más que nunca a su anterior amigo, Sabrina siempre abrazaba a Gruñón a pesar de sus ataques... le daba amor, lo alimentaba y lo invitaba a jugar, pero no había caso... este animalito no quería nada de eso.
Ella dejó de intentarlo y, desde ese momento, convivieron sin siquiera mirarse, sintiendo incomodidad en su propia casa, hasta que se olvidaron el uno del otro.



Yo creo que Sabrina entendió al final.
Si te encontraste con un Bigotes alguna vez, lo sabés bien. Cuando alguien te da su cariño incondicional, lo mejor es disfrutarlo y corresponderlo, porque no todos los gatitos del mundo son como Bigotes.
Si somos personas negativas y conflictivas, los Bigotes llegan una vez cada muerte de obispo y nos son enviados para que aprendamos lo que es el amor.
En cambio, si somos seres de luz, llenos de vida y alegría, es más común que atraigamos a esa clase de amistades cariñosas y lindas.

Si alguna vez encontrás un Gruñón, lo mejor es saber que esa clase de gatito no merece el esfuerzo. Aquellos que son amados con intensidad, pero no son capaces de verlo, siempre nos harán sufrir... y nunca debemos someternos al dolor por propia voluntad, porque siempre terminará volviéndonos fríos e insensibles.


A todos los Gruñones del mundo les deseo encontrar la paz en sus corazones... y a todos los Bigotes, no menos que un agradecimiento enorme por ayudarnos a entender que si queremos a alguien, lo mejor es construir un espacio de respeto, apoyo, cariño y bienestar. Ustedes son únicos y le dan combustible a la máquina que mueve al mundo.

Gracias por leerme.

Indicame el camino

(Una trágica historia de amor para aprenderse los tiempos del Modo Indicativo)


Ayer todo fue tan simple y perfecto,
te busqué, me encontraste y coincidimos.
En aquella plaza que nos vio a los mimos,
conocimos lo que ellos llamaron 'afecto'.

Ayer, antes que hoy y mañana,
te hube conquistado con mil rosas,
te hubiste mostrado dichosa,
y hubimos mordido la manzana.

Ayer he estado perfectamente compuesto,
te he regalado un anillo de oro,
me has rechazado diciendo: "tesoro,
lo nuestro no ha sido más que un lindo gesto".

Ayer se volvía imperfecto,
mirabas mi rostro y veías defectos.
Yo sufría tu distancia abyecto,
mas sabía, no valía nada este "lindo gesto".

Hoy te pienso y te extraño callado,
mi vida es tan triste desde aquel adiós.
Sé que no esperas nada de mi lado,
ahora siento que ya no soy dos.

Mañana te volveré a encontrar
seré otra vez tu paz y tu abrigo,
pero mañana será aún más perfecto,
yo me habré casado contigo.

Supe que me diste una condición:
"¿Me querrías aún siendo tan fría?"
Otra vez, vamos a la perfección:
"Te habría amado más todavía".

La calma

Me miraste a los ojos, me contaste una historia
y todo se detuvo para nosotros.

Aunque el tiempo pasaba
y los amigos reían a carcajadas
detrás de la puerta,
ya nada existía alrededor.

Tu respiración en mi oído,
el cálido manto de tu cuerpo cubriéndome
y quietud... pues todo se detuvo para nosotros.

El reloj goteaba los untuosos segundos
que separaban la culpa de la expiación.
El silencio derogaba al pecado,
litigando con la razón ya muerta.

Los pájaros cantaban con fuerza,
hubo una flor empapada en rocío.
Allá afuera el mundo seguía girando,
pero todo se detuvo para nosotros.

Entregados, anudando el lazo
que hizo que el tiempo dejara de correr,
que la gente desapareciera,
que los pájaros silenciaran ante el sonido de tu respiración calma
y que todo se detuviera para nosotros.

Y aunque fuera ese el último instante de paz,
hubiera pagado por la vida misma,
porque no hay sensación más sublime
que encontrar a aquel que hace que todo se detenga.

Más que personas

Conseguite un buen grupo de amigos.
Lo vas a saber porque serán ellos los que te hagan sentir cómodo en todo momento. Vas a saber quienes son, cuando te hayas dado cuenta de que la ausencia de cada uno se marca perfectamente en un vacío... "Che, falta algo acá". Son los chistes de ése, son las anécdotas de aquel...
Vas a estar esperando durante toda la semana a que llegue el momento de verlos y cuando lo hagas, vas a ser vos mismo desde el "hola" hasta el "adiós".
Ellos te van a acompañar, escuchar y entender, pero no los juzgues si alguna vez faltan en la necesidad, todos somos humanos y tenemos problemas, obligaciones y tiempos distintos.

Si, yo los encontré. Los encontré ahí donde la música invita a sonreír. Estaban donde menos lo esperaba y eran como jamás los imaginé.
Una vez pensé: "No son ellos, no pueden ser ellos"... y a la semana, había caído en la cuenta de que los ansiaba, los quería y me eran algo tan interesante y hermoso...
Ahora me dedico a disfrutarlos. Te lo deseo a vos.

También me enamoré de alguien... y ese alguien llegó junto a ese lindo grupo de amigos.
Aunque el primer beso fue digno de una novela de Danielle Steel, no lo supe en ese instante. No lo supe aunque cada vez que nos veíamos, parecía una aventura de Antonia Michaelis... y tampoco me di cuenta de que cada conversación nos llevaba a conclusiones similares a las de algunas obras de Robert Fisher.
Estábamos escritos con otra pluma. Una nueva.
Lo comprendí luego de leernos en ese manuscrito nuevo. No es el idealista Francisco Leal, tampoco el disparatado Quijote, mucho menos un perspicaz Hércules Poirot. Sin pinta de héroe con armadura ni rebelde estrella de rock, sin el porte de un Caballero de la Mesa Redonda ni las precisas respuestas del Oráculo.
No, es muchísimo mejor. Un personaje que se escribe y reescribe incesantemente. Un Humano entre siete mil millones, en un lapso de tiempo en constante cambio.
Es ése y no otro. Es la cara que uno busca en la multitud, la presencia que uno anhela en la soledad. El personaje que jamás fue escrito, porque es parte de una espontaneidad pulcra, demasiado azarosa para apuntarla en mis papeles.
Me enamoré de él, porque me gusta escribir. Me enamoré de él, porque él no estaba escrito. Y me enamoré de él... porque cada día, sin pensarlo, lo escribo y reescribo como mío. Me adueñé de los derechos de su naturaleza ficticia, no así de la real.
Algún día, distraído y en busca de lectura, él va a tomar mi texto. Algún día, paciente y determinado, él finalmente se va a leer como yo lo leo hoy. Y será ese el día en el que comprenda por qué fue suyo ese rostro que yo buscaba en la multitud... por qué fue suya la presencia que yo anhelaba en la soledad... por qué jamás necesitó ser un Quijote, un Leal ni un Poirot, para cautivar mi más profundo interés por ese personaje que se reinventa a cada minuto.
Y es así como mi protagonista se roba este espacio y lo hace suyo. Es así como cada noche apago la luz pensando en lo maravilloso del misterio, pensando en que el Maktub cae rendido cada vez que él abre la boca.

Y es así como te lo deseo a vos también.
Recordá que todas las personas que te rodean, son mucho más que solo personas. Cada una de ellas es una historia, cada una de ellas es una emoción, un sentimiento, un frasco nómada de ideas y acciones increíbles... uno en siete mil millones.

Y jamás olvides que vos también lo sos.
Gracias por leerme hoy.

¿Será que es... o que pasa por pasar?

¿Creés en las casualidades?

El 17 siempre ha sido mi preferido. Aún sabiendo que el representante de "la desgracia" cumple como aniversario de fallecimiento de mi abuelo (17/08/2009) y mi hermana (17/12/2009), ese número me ha acompañado durante toda mi vida como un indicio de cosas positivas.

Igual, yo no creo en las casualidades. Todo es consecuencia de los actos propios y de los demás Seres Humanos... estamos afectando todo constantemente.
Afectar es lindo, siempre que sea pro bono público y a conciencia.

Esta tarde llovió mucho. Por alguna u otra razón, siempre que el cielo lloraba, yo estaba adentro del colectivo, abajo del techo de la garita o adentro de la facultad.
A la vuelta, me subí al Fluviales y ya no habían más asientos disponibles. Estaba un poco cansada, pero ya es una costumbre eso de viajar parada.
Un señor se bajó en la primera parada de la entrada a Paraná y no me resistí... tomé su asiento. Me recosté y cerré los ojos para descansar hasta que llegáramos a la terminal.

Abrí los ojos dos cuadras antes, para encontrarme con una sorpresa: mi nombre escrito al revés en el asiento de adelante. No era fibrón ni tiza, tampoco un resaltador. Las letras estaban perfectas, como si hubiera sido escrito de izquierda a derecha y luego espejado en la cuerina.

¿El número de asiento en el que me senté? ... creo que todos lo sabemos.



Y para colmo, todo cambió


Y para colmo, todo cambió.
Teníamos televisores, pero también una paciencia terrible.
Hoy elegimos lo que queremos ver, cuándo lo queremos ver y cómo lo queremos ver. Elegimos si las pantallas dominan nuestros días o son enemigas del aire libre. No lo son... ellas no desparecen ante la presencia del sol.
¿Nunca viste esas reunioncitas espontáneas de amigos en la calle?
Cuando se encuentran por casualidad, en vez de charlarse con atención, tienen la mirada hacia el suelo. No llega al suelo, la detiene la pantalla de sus celulares que hoy conectan con todo y todos.

¿Qué pasó?
Mirarse a los ojos es demasiado mainstream. Los "retrasados tecnológicos" cabalgamos sobre el indómito bagual de la paciencia hacia los distraídos "pantalleros". Mirame, que te estoy hablando.

No sabría si denominarlo "falta de respeto", porque también incluiría a los lentes de sol en las juntadas vespertinas.
No detesto las pantallas. Inclusive, una de ellas es mi medio de trabajo y expresión, como estarás leyendo.
Lo que realmente me incomoda, es la pérdida de la mirada de las personas. Antes me decían todo con los ojos... hoy lo único que dicen es: "Me llegó un mensaje".

 No me extraña que la gente se acostumbre a escribir sus sentimientos en una pantalla.
Yo he recibido más "te quiero" virtualmente escritos que personalmente dichos. Y no, por más que la red social tenga nuestro nombre, apellido, gustos y expresiones, no es algo personal. Personal es pararte adelante mío y sonreírme un "te quiero" sin necesidad de que tu cara se transforme en un insípido emoticón trillado.

Ojo, me gusta, me entretiene y me cede la porción de ocio necesaria para que la obligación no se vuelva tan tediosa... pero basta, un poquito de basta.
Basta, no de todo, pero de las exageraciones.

He escuchado historias de enamorados, cuyo primer "te quiero" ha quedado registrado entre los mensajes de la computadora. Histriónico. Casi un cinismo involuntario, diría. Víctimas de la corrupción de la comunicación, que se embarcó en la búsqueda incansable de incomunicarnos desde el momento en el que nos mintió con su nombre. 
 Triste, hasta para la reciprocidad de uno de los sentimientos más maravillosos del mundo, que debería ser motivo de fiestas aún más grandes y consecutivas que la del 14 de febrero.

Yo tengo a mi alrededor personas capaces de brindarte palabras de afecto sin necesitar una pantalla, pero también tengo otras que sienten que la única manera de vencer la incomodidad de enfrentar sus luchas, es esconderse tras las insulsas, escuálidas e inexpresivas palabruchas virtuales.

Hace algunos días que desconozco el paradero de mi teléfono celular. Es lindo no tenerlo conmigo.

Gracias por leerme.

Maestros


Hay algunos que estudian para obtener su título, sin saber que ya lo eran desde hace mucho tiempo.
Ya lo he dicho algunas veces en éste, mi pequeño sitio de expresión en la web:

"Mis maestros están en todas partes. Son de todas las edades, de ambos sexos, de cualquier clase social y pueden estar en cualquier lugar a cualquier hora. Basta con escucharlos para reconocerlos..."

Tengo una tía que es maestra jardinera. Le apasionan las Letras y es muy buena con los niños. 
Por lo general tiene ideas muy locas y divertidas, como si su niña interior la llamara a jugar a cada rato. Es genial conocer personas así.
Mi mamá, mi papá y mis cuatro hermanos son maestros por defecto. Fueron los primeros que tuve en la vida y siguen siéndolo, así que, ¡imagínense los años de antigüedad que tienen! 

Después de ellos, los más geniales son mis amigos. Personas que me han enseñado a sobreponerme a las dificultades, a ser buena oyente, a contagiar sentimientos y sonreír por todo, entre otro millar de cosas.
Les debo un Feliz Día a cada uno de ellos.

Yo creo que si uno cede tiempo y voluntad, puede aprender algo nuevo cada día. Aunque sea una tontería, aunque venga del Ser menos esperado...
Los maestros son los que le dan ese gustito de aventura a la vida, los que nos empujan a querer preguntar y repreguntar todo el tiempo, aclarando pequeñas y grandes dudas.

Yo algún día seré una maestra, de esas que enseñan adentro de un aula y divierten a un montón de chicos con ocurrencias locas, como mi tía. 
Lo decidí en el momento en el que me di cuenta de que está bueno contagiar pasiones y mi pasión es una de las más contagiosas. Leer, escribir, crear un Universo nuevo y ser parte del de otro escritor... imaginar, aventurarse en tierras lejanas, desconocidas... hacer amigos de todo tipo, ¿quién sabe? 
En las Letras, nosotros podemos ser lo que queremos y hacer lo que se nos de la gana, porque somos los creadores de todo. Es realmente maravilloso.

Si tengo definido quién quiero ser y qué quiero hacer con mi vida, es gracias a los incontables maestros que me ha tocado conocer.
Se lo deseo a todos, de corazón.
Espero que sigan aprendiendo... que sigamos aprendiendo, mejor dicho... y que algún día todos atendamos el llamado de nuestra vocación para contagiar un poquito más de Vida al mundo.


Gracias por leerme hoy y...
¡Feliz día!

El futuro

¿Por qué hablar de algo que no se cómo es?
Joya... no arranquemos por ahí. Vamos a tirar la soga para el otro lado, así trepan los argumentos más optimistas.

Cuando me propusieron esto de la "vida", yo los miré con cara de asco. ¿Para qué? La vida solo se trataba de doce años estudiando en la escuela, otros siete u ocho en la facultad (seis, si sos asiático)... y el resto laburando. ¡Qué embole!
Después me avivé.
En realidad no son ni doce en la escuela, ni siete en la facu... ni el resto laburando. El futuro puede depararte quince en la escuela y nada en las demás, por dar un burdo ejemplo.
Lo que no conocemos siempre es más interesante que lo que conocemos. Cuestión de Humanos.

Lo interesante es recordar esto, para que la vida sea esa montaña rusa súper emocionante:

"El único límite sos vos mismo"

Y entonces, te das cuenta de que mañana podés visitar la luna o jugar con leones en África... y que podés tener tu laburo soñado o vivir peleando por una causa justa... y de las millones de combinaciones y alternativas que hay, quedate con todas y no te quedes con ninguna... porque siempre, pero SIEMPRE va a aparecer algo más emocionante.
Entonces, probá todo. Cansate de todo, jugá con todo, descubrí todo y más.

Y bueno... así es como me imagino mil alternativas a mi futuro. En una laburo en una editorial prestigiosa, estoy casada y tengo un hijo. En la otra, soy columnista, vivo en Rosario y tengo un perro que se llama "Charlie". Y hay tantas, que si me pongo a contarlas, me pierdo un poquito de ese futuro que se suicida todo el tiempo para que nazca el presente y después crece siendo pasado.

Fue en ese momento, en el que empecé a usar la vida, cuando me avivé de que era el mejor juego de todos.

Nada... viví, que mañana va a estar bueno.

La quimera de Afrodita

Aquel idealismo en las manos del dibujante,
la nota inalcanzable en el registro de ese soprano, ¿por qué no?
El color inexistente en la gama que ofreció la naturaleza 
desde su primera raíz hasta el último fruto.

¿Dónde quedaron esas palabras?
Aquellas de quien mejor se defendía con letras,
esas que desaparecen con una brisa de melancolía.
Vos música, yo dicción. Yo sueño, vos realidad.


Componiendo lentamente una melodía eterna,
volviendo a casa una y otra vez,
resistiéndome a escapar de tal inmortalidad
y saber que siempre hay alguien ahí que espera por mí.


Silenciarías el grito más profundo de la soledad,
robarías al destino sus textos, para transformarlos en poesía.
Plasmarías en un instante la historia del Universo,
la magia del sentir, la vana longevidad de lo espontáneo,
lo excitante del misterio, lo prohibido, motor del deseo.


Vos sueño, yo realidad.
No viviste, iluso errante, el tiempo suficiente
para imaginar lo sublime de esta invocación.
Ni aquel erudito pintor, cuyo arte se viera malogrado

por el primer atisbo de fantasía, único e inimitable.
¿Fueron suficientes las musas
para inspirar al intrépido héroe de esta perdición?


No es un árbol perdiendo sus ramas,
o una pirámide en un desierto milenario.
Es el núcleo de un planeta vivo,
el corazón de un ser inquieto,
la cápsula del tiempo oculta con meticulosidad.


Y después del "nunca", del "siempre" y del "tal vez",
Vos, yo y un río que nunca deja de correr,
que siempre crece, mostrándose desinteresado ante la sequía.
Y que tal vez, en un futuro incierto
llegará al mar.

¡Pero si está frente a tus ojos!

¿Cuántos tendrán el Paraíso
y vivirán buscando la manzana?
¿Cuántos tendrán asegurado el amor
y vivirán buscando el engaño?
A veces, lo que parece increíble y hermoso...
simplemente lo es.

¡Qué lindo que es cuando alguien te escucha!,
pero detrás de eso, ¿habrá una intención?
¡Qué linda que es la palabra "incondicional"!
Pero... ¿realmente existirá tal aptitud?

¡Pero si está frente a tus ojos!
¿Vas a desconfiar de lo que estás viendo?
Vos, que culpás al niño por creer en amigos imaginarios.
Vos, que te quejás de los religiosos por ver a su dios...
Vos, que tenés todo el Paraíso para correr...
... ¿te dignás a buscar la manzana como si fuera
el único objetivo en tu vida?

Disfrutá más de las cosas simples... si están ahí es porque son. Y si dudás de su existencia, es porque no las merecés.

Dime con quien andas...

No me atrevo a completar la frase. No se si las personas que nos rodean nos definen, pero lo que si se, es que pueden ayudarnos a ser mejores día a día.

¿Qué es ser "mejor"? Bueno, definitivamente no se basa en lo físico. Tampoco es una cuestión de inteligencia, destreza, aptitud o voluntad.
Ser una "mejor persona" tampoco refiere a una competencia con el par, sino con uno mismo. Ser "mejor" que lo que solía ser, hace cinco minutos, hace un año, hace una década...
¿De qué hablo? De convicción.
Hablo de entender lo que nos hace felices y pelear por ello todos los días. Quizá también una cuota de altruismo, en tanto sea honesto.
Más que inteligencia, curiosidad, ganas de saber. Más que destreza, fortaleza mental para afrontar los momentos difíciles y disfrutar de los fáciles. Más que forzar aptitud, tener conocimiento y ejercer una sana explotación del potencial propio. Más que voluntad...vigor, ganas de hacer, ganas de ser... pero con toda la furia.

¿Qué rol juegan los que nos rodean? A sapiencia de que el Ser Humano es un Ser Social, que necesita de los demás para vivir, los amigos y la familia son la apuesta más fuerte en el desarrollo de un ente pleno y feliz.
Sin raíces, un árbol no puede crecer sano y fuerte. Arraigar desde la familia y encontrar nuestra parcela en el paraíso terrenal... debería ser la Ley Primera.

Los amigos son la institución donde uno se corrompe y se corrige constantemente. Corren con la desdicha de ser los conejitos de indias de cada una de nuestras macanas, pero todo se compensa con prueba-error-aprendizaje. Lo mejor viene después del último paso.

Son ellos los que nos elevan en la escala de nuestra mejoría. Son ellos los que nos enseñan las cuestiones fundamentales para encontrar el equilibrio entre el individuo y la sociedad.
Lo bueno de todo esto, es que es recíproco. Vos aprendés conmigo, yo aprendo con vos. Los dos sufrimos, obviamente... pero es que de eso se trata. Sin el primer tropezón, uno no aprende a esquivar las piedras.

La autoestima (no confundir con "egoísmo") juega de parámetro. Cuando es nula, nos desmerecemos. Cuando es excesiva, nos volvemos bestias narcisistas. El punto medio se encuentra en ese lugar en el que  somos iguales y diferentes a la vez. La dificultad está en discernir entre las últimas dos.
La igualdad reside en la Humanidad. Somos Seres Humanos. Todos sufrimos, reímos, lloramos, bailamos, cantamos, respiramos, soñamos por igual. Ninguno es más ni menos que otro.
La diferencia se aloja en el individuo. La subjetividad es la reina de las desemejanzas. Vos sos bueno para jugar al fútbol y yo para escribir textos larguísimos con mis opiniones. A vos te interesa mucho la Física y poco la Historia, pero yo se algo de Literatura y poquísimo de números y quizá él encuentre divertido leer sobre Medicina y le aburra la Música. Para mí, la lluvia trae buenas nuevas... para vos traerá melancolía. A mi me encanta el color rojo y quizá vos disfrutes muchísimo el azul.
¿Ves? Somos diferentes e iguales al mismo tiempo.
Los amigos te entrenan para tolerar estas diferencias y entenderlas como estandartes de nuestra unicidad, de la mera singularidad que nos hace especiales sin dejar de ser pares.

La magia de todo esto habita en saber que no son los demás los que te definen terminantemente, pero sí son los que te ayudan a hacerlo a tu medida, buscando tu lugarcito en el mundo.
"Dime con quién andas y te diré quién eres..."
Yo diría: "Dime con quién andas y te diré quién podrías llegar a ser, si sabes cómo aprender de ellos". Pero claro, mis frases siempre van a ocupar más de un renglón y eso no conviene a la memoria del Vox Populi (Risas, risas, risas).

Más que una reflexión, esto fue un agradecimiento.
A todos les deseo el hallazgo de amigos como los que -afortunadamente- tengo hoy. Estas personas me complementan, me enseñan y acompañan en cada paso. Puedo ser yo misma sin miedo, porque ellos me aceptan y quieren por todas y cada una de las cualidades y defectos que convergen en mi Ser.
Pasa esto, porque generamos un espacio de reciprocidad y bienestar. Yo los quiero sin condiciones, ellos me devuelven la misma moneda (y hasta a veces viene con intereses).
Por eso mismo, tratá a los demás como te gusta que te traten. Si son los 'indicados', van a saber retribuir cada pequeño o gran detalle casi sin darse cuenta.
Arriesgate, jugá, amá sin ataduras. Si te hieren o te desmerecen, entonces tenés la chance de tomar la enseñanza y hacerlo mejor la segunda vez. Si falla la segunda, tenés mil oportunidades más. No te canses hasta que encuentres a los que te hagan sentir único, auténtico, diferente e igual al mismo tiempo.

Vuelvo al inicio: curiosidad, fortaleza mental, conocimiento del potencial propio, vigor... peleá la vida con la fuerza de un león y formá una manada que te ayude a rugir cada vez con más energía.

Muchas gracias por tu tiempo.

Extrañar

Hola, volví.

No, mentira, nunca me fui a ningún lado.

Yo quiero mucho a las personas que me rodean. A veces me encariño tanto, que les asigno canciones. Eso nos pasa a todos, en realidad. "Uy, este tema me hace acordar a Pedrito por X motivo..."
Y bueno, es lindo asignar canciones a las personas, porque después cuando suenan en la radio o en el mp3 me acuerdo de ellas y las extraño.
Si, extrañar me resulta algo re lindo. Es feo estar lejos de alguien, pero extrañarlo es hermoso.
Extrañar es reafirmar el cariño, es corroborar que uno anhela la compañía de otra persona. Está buenísimo. Yo extraño con una sonrisa porque es más lindo así.

A los que ya no pueden volver, también los extraño con una sonrisa. A esos uno los trae con la mente y se puede tomar unos mates tranquilamente con ellos.
Marie y el abuelo a veces vienen a charlar un rato conmigo y ya para cuando se van, los extraño un poquito menos.

Yo aprecio el tiempo que paso con mis amigos, pero también el que paso alejada de ellos. El segundo intensifica al primero. Estar alejados implica desear el acercamiento... y cuando uno se acerca, lo hace con ganas, con alegría y con amor.

Me gusta que una canción me lleve a un lugar, a un momento determinado en el tiempo, a una persona. Me gusta escuchar un tema e imaginar que estoy en el lugar donde lo oí por primera vez.
A veces los olores, los sonidos, los colores... nos pueden transportar hasta los rinconcitos más olvidados de nuestras mentes. Y eso por ahí genera nostalgia.
La nostalgia no es fea. La nostalgia es extrañar algo que fue único.
A veces escucho a mi mamá hablar de cuando era más joven, de Buenos Aires, de una suma de personas, situaciones, lugares y momentos que no van a volver a ser iguales... y entiendo qué es la nostalgia.
Pero igual es lindo, porque uno puede sentir apego por esas cosas.

La melodía de un "te extraño" no se compara con ninguna otra sensación. El abrazo después de ella, se torna asesino de cualquier derrota de la vida.
Es bueno saber que somos entes con capacidad de sentir con tal magnitud. Sentir es lo que nos eleva por sobre las colinas más altas, hasta pensar que tenemos alas y podemos acariciar el cielo con la yema de los dedos.
Es por eso que el cariño se convierte en la forma más accesible de vuelo para el Ser Humano.

Y bueno, es así como expreso mi mayor gratitud al hecho de que mis allegados me inviten a rozar el firmamento a diario.

Abrazo de "te extraño" para vos, que me leíste hoy.
Gracias por eso.

Cosas del alma

Hoy ya no son las mismas ganas de pararme frente a vos con una lupa y decirte: "Recuperé la sonrisa y ya nadie me hace infeliz". Perdió la gracia y vos recuperaste la humanidad. No es cortesía mía, es una cuestión de tiempo.
Si alguien te impone condiciones para recibir su compañía y amor, estas dos pierden su sentido. Es más, me resulta absolutamente aberrante escribir "condiciones" y "amor" en la misma oración.
Me enteré de esto después de moldearme completamente a los antojos de otro Ser Humano para obtener su cariño. Patética la actitud de traicionar la propia naturaleza por obligación.
Como es sabido, ese amor no duró mucho. Tampoco me trajo más que esta lección... lo cual resulta positivo, ahora que lo pienso por escrito. "No hay mal que por bien no venga".

En algún momento hay que entender que los amigos no tienen la obligación de estar ahí cada vez que estemos mal. No, no hay ningún reglamento que diga que si mañana me duele la panza y no tengo alguien abrazándome para que se me pase, es directamente un traidor.
Es estúpido cómo la gente se pelea con sus amigos porque cuando los quieren ahí, tienen obligaciones personales que cumplir. No seamos egoístas.
Ellos están en las tristezas cuando tienen la fuerza emocional para sostenernos. A saber que todos sufrimos, a saber que todos tenemos problemas y todos necesitamos tiempo para asimilarlos y solucionarlos. A saber que tu tiempo no es mío por decreto, sino por placer tuyo.
La única obligación de los amigos es disfrutarse entre sí.

Tengo los amigos que quiero tener, porque después de tropezar mil veces con personas dañinas, encontré a los que me complementan. Encontré a aquellos capaces de hacerme sentir que siempre que haya un precipicio, se puede construir un puente. Ellos pueden recordarme por qué sigo en la aventura, con tan solo traerlos un instante a la mente.
Este escuadrón de asidua comicidad es la prueba viva de la existencia y funcionalidad de la palabra "apego" en el diccionario.
Se los deseo a todos.

Resulta que la única manera en la que el amor puede vivir, es siendo incondicional. No sabría decir si se puede contradecir esto, pero para mi, es como que dijera que puedo existir sin respirar.
Estas cosas siempre van a ir de la mano.
En fin, los únicos que merecen tu amor, son aquellos que no tienen ninguna intención de dañarte. Hay que ser un poquito zorros y estar atentos.

Muchas veces he visto que las personas pierden la confianza o sienten que ya no tienen capacidad de amar después de que alguien los daña.
Bueno, estimado lector, esto es casi tan triste como decir que jamás vas a volver a tomar agua, porque te quemaste la lengua con el mate.
Si yo tuviera que seguir esa regla, en este momento mis palabras sonarían hostiles y no las leería más que un internauta errante que cayó en mi blog por casualidad.
Escribo desde el amor, porque después de pensarlo bien, me lo he permitido a pesar de todo. Si, me han hecho daño usando el apego como correa. Me han atado a una soga de cariño y luego golpeado con el garrote del odio hasta el hartazgo.
He sufrido locura, de esas que no son lindas ni sanas. Me he visto obligada a mentir, a insultar, a poner los brazos frente a la cara, a modo de escudo. He dañado cual animal indefenso que busca protegerse a sí mismo.
Todo esto fue posible, porque yo lo permití. Yo dejé que todo esto sucediera sin ponerle un freno.
Bueno, así como ayer permití esa atrocidad, hoy me permito el amor. Es así como hoy me rodeo de los que usan el cariño para dar aire al alma, de los que realmente me quieren cerca.

Hablar de un "ayer" distante y de un "hoy" aliviador -a mi edad-, es algo extraño... pero las distancias entre lo bueno y lo malo siempre son relativas a la persona que los sufre como cotidianidad.

Para cerrar, diría que un amigo es ese Ser al que desatamos de toda obligación, al que dejamos ser libre. Sin libertad, no existe la amistad. Si yo te condeno a ser mi diario íntimo o mi psicólogo, estás cumpliendo una función. La amistad no debe cumplir una función, sino hacer presencia por la misma magia que es. Por ósmosis, por reciprocidad, por correspondencia.
No matemos la magia con esa necesidad egoísta de que los demás sean solo para nosotros.
Y así como la amistad no existe sin libertad, tampoco existe sin amor, que a su vez, no sería posible si hay condiciones que lo regulen.

Estas cosas deben nacer, crecer y fortalecerse adentro de cada uno de nosotros. Deben ser auténticas como el alma, libres por naturaleza y lindas, a raíz de las decisiones que tomamos para que eso suceda.


Muchas gracias por tu tiempo.

Los medios me regalaron miedo

Tengo miedo de los que hablan, porque hablando hacen daño.
De los que izan la bandera de la discordia, de los que juran lealtad a una tumba.
Tengo miedo de los que callan obligados, porque callando otorgan mucho.
Terror les tengo a los que toman las mentes más jóvenes,
para moldearlas a su imagen y semejanza,
siendo esta, la clara semblanza, de una turba de violentos sin misericordia.

Tengo miedo de los que ocultan, de los que eligen su desgracia.
Me atemorizan más los que gobiernan escondiendo las esposas,
los que conocen el pecado, pero no condenan al pecador.
Tiemblo de miedo ante los ignorantes, que deciden quién suma el parte.
Siento pánico de los micrófonos, siendo éstos, trampas mortales.

En estos tiempos de gris ausente, cualquiera puede tener razón.
Bajo el oscuro velo del olvido, la realidad descorazonada,
a quien nadie dio consideración, por ser favorable o despiadada.
Pero en el sótano de la desidia, hay una puerta que da a la luz,
mas si supiéramos ser valientes, hallaríamos la esperanza
de quien no teme ver la enseñanza como un fin.

Tengo miedo de los que callan, de los que hablan por dañar,
tengo miedo de los que educan con la guerra como estandarte.
Tengo miedo de los traidores, de los que buscan su propio bien,
de los que eligen la mala hierba y no se hacen cargo de su jardín.
Tengo miedo por vos, por mí y por los que vienen atrás,
por los que a lágrimas y sangre construyeron algo bueno.
Tengo miedo por el último intento de salvar a este pobre país.

Yo tengo miedo... y ese miedo nunca es sano.

Un enojo tonto

Venía yo de una generación que no necesitaba más incentivo para estudiar que la propia sapiencia, que el propio desarrollo y progreso.

Mamá y Papá me dejaban los religiosos diez centavos del "juguito", después de hacer los mandados. Era toda la recompensa que recibía y para mí, eso era enorme.
En el auge de mi economía a los nueve años, papá nos regaló dos pesos a Fede y a mí. La de caramelos que nos hicimos, era increíble. Los chicos de ahora no lo van a entender, porque la inflación mató la maravilla de tener la cara de Bartolomé Mitre en la mano. Ahora un Roca (o una Evita) es cosa de niños.

Mis viejos me enseñaron que hay que ser buen alumno y punto. Ese "y punto", quiere decir que uno no necesita una coima, un soborno, una recompensa por sacarse buenas notas. Ese "y punto", refiere a la autonomía, la bonanza, el crecimiento, la propia sabiduría, la capacidad de enfrentarse al mundo con la mente abierta y llena de conocimientos.
Hay que ser buen alumno y punto. Hay que sentarse a estudiar y punto. Hay que pelear las propias batallas y punto.
No nos obligaron jamás. Ninguno de los dos nos dijo: "Vos vas a terminar la escuela porque yo te lo ordeno". Por el contrario, lo que siempre rezaron fue: "Si vas a la escuela, tu futuro va a estar lleno de oportunidades".
No vale la pena forzar una determinación... ellos prefirieron darnos las herramientas para que nosotros decidamos. Nos estaban dando la chance de probar nuestra inteligencia y discernir entre lo conveniente y lo inconveniente: había una madera, un clavo y un martillo. Ellos nos dijeron: "El martillo sirve para hundir el clavo en la madera". Y nosotros descubrimos solitos cómo hacer el mueble.

Me dirijo a los conceptos nuevos. El otro día escuché a una chica en el colectivo, explicándole a su compañera que si no rendían todas las materias, les iban a quitar la netbook.
La netbook. La computadora personal que les entregan a los alumnos del secundario por terminar los estudios.
¿Saben qué me entregaron a mí? Un diploma y un pin con la insignia del colegio.
Encuentren las incontables diferencias entre una persona que aprende un concepto de memoria para recibir una computadora y una que estudia porque se muere de ganas de empezar la facultad. No voy a mentir, cuando rendí el último examen final del secundario, pensaba en el color de resaltador que me iba a comprar para arrancar la carrera.
Es claro que un aparatito portátil con conexión a internet es algo buenísimo y super emocionante, pero vamos a sacar el pollo del horno: hay pibes que terminan sus estudios sin darle importancia a lo que aprenden en el proceso, solo para obtener esa recompensa. Hay personas con título secundario que no te pueden decir qué carajo pasó en 1976 en el país, qué cuerno es un átomo, si dentro de una operación se resuelve primero la multiplicación o la suma, qué es el sujeto tácito de una oración o a cuántos grados hierve el agua.
Sonrío, porque se que mientras leías ibas mentalizando las respuestas a cada consigna. ¿Ves? A vos te importó lo que te enseñaron.

A mi, cuando mi profesor de matemáticas me daba operaciones super intrincadas, se me daba por decirle: "Flaco, yo voy a estudiar Letras, esto no me va a servir nunca."... César se me cagaba de risa y me contestaba: "Vos concentrate y traelas hechas".
¿Saben qué me pasó? En noviembre del 2011 entré a laburar en un drugstore y cada vez que tenía que hacer la caja a las doce de la noche, me acordaba de todos mis profesores de matemáticas, enseñándome maneras de simplificar ese proceso.
Es absurdo. Si te lo enseñan, es porque fehacientemente en algún punto de tu vida lo vas a utilizar.

Yo opino que, si a los estudiantes de secundario se les entrega una computadora al finalizar los estudios, a los universitarios deberían garantizarnos un puesto de laburo bien remunerado y super estable. Digo, para hacer balanza entre esfuerzo y recompensa.

La verdad de la milanesa es que en el momento me dieron ganas de pegarle un "tatequieto" (Nacho dixit) en la nuca a los retoños de simio que compartían el colectivo con la muchacha que escribe detrás del monitor, pero después me acordé que el ñoqui violento no enseña nada.
Me hubiese gustado sentarme a contarles que la mejor ganancia por estudiar es el saber... pero el saber no accede a Facebook, así que no está de moda.

Cierro este precario texto agradeciendo a mi Mamá y mi Papá (entendiendo que escribo esas dos palabras con mayúscula porque son términos sumamente importantes), por haberme educado de esta manera y enseñarme que nada nos frena, más que nosotros mismos.
Agradezco a mis maestros de primaria y profesores de secundaria por los conceptos básicos sobre el mundo y las montañas de paciencia que me tuvieron.

Y bueno, gracias a vos por leerme hoy!







Seis prácticas maneras de combatir problemas 1


Relaciones Humanas

Otra que la Teoría del Iceberg, salvando al tercero en discordia y con ganas de discernir con alguna que otra práctica social, venimos desde hace mucho tiempo peleándonos como perros y gatos a fin de resolver circunstancias que siempre terminan en un insulto. 
Como quien quiere la cosa, vengo a plantearles una serie de resoluciones prácticas a un problema simple que parece terrible: El altercado.
El nocivo altercado está entre los amigos, padres y madres, entre las parejas y los hermanos, rompe lazos entre naciones y violenta al más sereno. La finalidad de este texto es intentar matar al altercado para parir la discusión sana y el debate racional.
Cabe aclarar que cada persona tiene sus métodos, pero yo quiero proponer los míos para contribuir a las preciadas alternativas que tanto nos gustan.
Sin un orden preciso y con muchas ganas, abro así:


1- Pensar en frío. Ante cualquier situación que propicie la ira, hay que darse un espacio lo suficientemente grande como para enfriar la mente y despojarse de todo enojo. Es sabido que la bronca y la impotencia suelen ser madres de accionares como decir algo hiriente o violentar físicamente a la otra persona. Uno siempre termina pagando este tipo de cosas con arrepentimiento. 
Para esto, es necesario reclamar a la memoria una lista de positivismos por los cuales es necesario mantener una discusión fundada en la paz y la armonía. La música, una buena siesta o un momento a solas pueden marcar la diferencia entre un "te odio" y un abrazo.

2- Las palabras contadas. Es necesario usar las palabras justas en todo término. Ni más, ni menos. No inhibirse, contando con ello que jamás hay que recurrir al insulto, pero tampoco extenderse lo suficiente como para abrir nuevos caminos hacia la discordia. Si basta con cinco palabras, no uses diez.
Para esto, es necesario usar el tiempo de la primera consigna y enumerar los problemas (siempre razonables) que se van a plantear. Todos deben estar bien fundamentados, sabiendo exactamente cuales son los motivos por los que nos enojamos. Hay que ser claro y conciso, dar lugar a preguntas y mantener la paciencia al nivel más alto. 

3- Todo problema tiene solución. Cerrarse a ella es el error más común en el altercado. Si pensamos que ya no hay vuelta atrás, que no queremos volver a ver al mal llamado "adversario", que lo hecho, hecho está y nada puede cambiarlo... perderemos un aliado de la Vida y con esto, un pedacito de paz.
Si la gravedad de la situación impide seguir, hay que recurrir a la raíz del problema. La gramilla debe ser arrancada desde su raíz para que no continúe dándole aspecto de abandono a nuestro jardín. Hay que tomar la misma medida con la situación de enojo.

4- Dirigirse al otro con serenidad. El volumen y la intensidad con la que hablamos juega un papel importantísimo en la discusión. Luego de haberlo pensado en frío, tener el discurso exacto y saber que hay una solución, debemos cuidar los modos de expresión al máximo. Mirar a los ojos, no balbucear, hablar claro y proponer la relación como un fin que hay que cuidar. También es primordial tener en cuenta una lista de acciones claves para generar acercamiento: posar la mano en el brazo del otro, no fruncir el ceño ni cerrar los puños.

5- Las nuevas tecnologías son un arma de doble filo. Si bien nos unen en los buenos momentos, son capaces de separarnos en las malas sin ningún problema. Detrás del teléfono o de un monitor, uno no puede percibir más que el tono de voz o lo textualmente dicho. 
Lo preferible es que toda discusión sana sea cara a cara y lo más pronto posible al detonar el problema. De esta manera, podemos jugar con el contacto físico y las expresiones, con el volumen de la voz, explayarnos mejor y dar espacio al otro para hablar con comodidad. De este modo, también contamos solo con la memoria de las dos personas y no con un historial que se pueda releer para revivir la rabia. Lo interesante está en olvidar lo malo y guardarse todo lo bueno. 

6- Aceptar que uno no siempre tendrá la razón. En una disputa, es muy importante saber agachar la cabeza cuando el otro está en lo correcto. Hay que ser -en tanto podamos- justos e imparciales con nosotros mismos y con los demás. Para esto, hay que dejar de lado el hecho de que una discusión es una guerra donde un bando debe triunfar. La resolución del conflicto debe traer como recompensa una situación ganar-ganar y se debe cuidar el turno de habla de cada uno de los participantes.

Por último, quisiera dejar el mejor consejo que podría tener sobre el tema:
Siempre que una discusión termine bien, hay que coronar la victoria con un abrazo o un apretón de manos. No hay nada mejor que un acto de cariño para hacerle saber al otro que todo está bien. 

Para recordar:
Nunca pierdas un amigo donde podés ganar un lazo aún más sólido. Lo que no nos mata, siempre nos hará más fuertes.
Las relaciones humanas son un bien preciado que hay que ganarse con esfuerzo diario. Don't give up.

Gracias por leerme hoy.

Pequeños detalles que hacen cuenta de que estás creciendo

A tomar con absoluto humor.
Si queremos arrancar a una edad temprana, la ideal sería entre los trece y los quince años. Se supone que antes de eso, ni siquiera se debe mencionar la palabra "crecer" más que para hablar de arbolitos.
Así que paso ficha de esos pequeños -y algo horripilantes- detalles, que hacen que uno se avive de que el bichito del crecimiento está rondando por los pagos y no dudará en picar.
La invariable del sufrimiento etario nos concierne a todos por el avance que marca Doña Sociedad para diferenciar entre el "incluido" y el "excluido".
Ponele que lo agarramos por edades y contamos:

13-15 años: Ya no mirás tantos dibujitos, ahora te divierten más las sitcoms de Fox y Warner. Probaste el alcohol, te gusta un chico, una chica, ya saliste. El más kamikaze, regala los juguetes al primito o al hermanito menor.

16-18 años: Sabés, entendés, sos totalmente consciente de que te quedan monedas para terminar la escuela y eso te tiene paranoico. Te ponés a pensar en el futuro, en qué vas a hacer con tu vida después de Bariló, Bariló... capaz que hasta te empieza a interesar la política.

19-21 años: Tres detonantes compuestos por:
a) Tus amigos más chicos ya están terminando el secundario.
b) Ya fuiste tío.
c) Tus primitos, esos con los que jugabas a la pelota, ya están noviando por segunda vez.

22-25 años:
a) Al menos uno de tus amigos espera un bebé.
b) Descolgaste el poster de los Ramones, el de los Rolling ya está deteriorado y el de Jessica Cirio se parece más a la reina Isabel que a una modelito veinteañera.
c) Los boliches ya no son tan divertidos como antes.

26-30 años: 
a) Se casó hasta el más fiestero del grupo.
b) Los/as monos/as con los que compartís desde la secundaria/primer año de la facu, ya se recibieron.
c) Posiblemente ahora te re motive mirar el torneo mundial de ajedrez, ya te olvidaste los nombres de los 151 pokemons y estás en vista de un depto propio. Ahí te diste cuenta de que sos un garrón, agarraste a los pibes y te fuiste un sábado a Danhes, a bailar entre quinceañeros hormonalmente revolucionados.
Pará... ¿Danhes sigue funcionando?

31-40 años:
a) Segundo principio de la Termodinámica. No quería decir "desmotivación" ni "fiaca inconmensurable", ni siquiera el clásico "No hay ganas, mejor otro día..."
b) La cantidad de casorios (quizá de amigos más chicos y esos primitos que noviaban por segunda vez a tus veinte años) es inversamente proporcional a las veces que pudiste utilizar la palabra "Hipopotomostrosesquipedalofobia" (Me encanta, porque ni Google Chrome me la acepta) en tu vida.
c) Ya ni da tener el pelo largo e ir a ver el Gig de Megadeth en el Malvinas se siente como entrar en una guardería infantil de malcriados.
d) Los pibes de diecisiete hablando de la "old school" te dan más ternura que inspiración.

41-50 años:
a) La gravedad. Sí, la misma gravedad que te tironea el pelo mientras dormís, que te cria una chopera interesante de a poquito y que hace que las féminas apuntemos con todo el cuerpo hacia el piso. Dale... la piel de ahora no es la de los veinte... y por más que uno no quiera, el elástico se estira. Soy la Mona Giménez de las analogías berretas.  
b) Ya estás en planes de ser abuelo, pero más entrado en los cincuenta.
c) Los findes son más familieros que de amigos. No malentiendan, eso es hermoso.
d) Te pegan mejor los libros. Ahora entendés más que nunca todo lo que está escrito. Con la música pasa lo mismo. Y con los amigos, ni te cuento...
e) Los programas de preguntas y respuestas se te hacen un examen de quinto grado. Te comés "Salven el millón" con cuchara.

Y bueno, en adelante se sobreentiende que vienen los mejores años de la vida, disfrutando de todo lo que sembraste hasta ese día en el que decís: "¡La pucha, que vale la pena estar vivo!"
Todo esto nació porque uno de mis amigos más queridos (también el más joven del grupo) se fue a Bariloche y me picó el bichito de "estoy en el umbral de los veinte".
Puede ser que le haya errado, pero eso te abre la puerta a vos para que des tus propios detalles que hacen a la cuenta del paso de los años. Es más, sería muy divertido que lo hicieras.
Y bueno, cuando pienses "todo tiempo pasado fue mejor", acordate que siempre podemos ser como el vino.

Gracias por leerme hoy.
Ojalá los años te lleguen con muchas alegrías y que la vida te siente cada vez mejor.

El abrazo

Se me ocurre que cada parte del cuerpo mantiene una memoria aparte. Puede ser que no esté errada, pero no quiero leer nada al respecto, para poder escribir sin condicionarme.
Cuando uno ya sintió un abrazo, más tarde nace la necesidad. Es como si la piel guardara celosamente ese instante de comodidad y calidez, dándole un espacio singular a un hecho que pasa a ser parte de nosotros.
Es como el que tuvo sed y bebió agua. Después de haber probado el agua, la sed le resulta algo aún más vil.
También se me ocurre que uno puede relacionar ciertas sensaciones que, en esencia, son casi las mismas. 
Yo en invierno voy a la facultad con ropa apretada, para combatir el frío. Cuando vuelvo a casa y me cambio... la sensación del algodón tibio, de algo más holgado, de estar en casa y saber que nada malo puede pasar ahí... 
Esa misma sensación, llamamos Securitas Domus (porque recién estoy aprendiendo Latín y tiro palabritas al azar, como un bebé), la puedo llevar a millones de planos de la vida. Puedo compararla con un abrazo de alguien muy querido como un amigo o mis padres. Es básicamente lo mismo: El anhelo de seguridad, de calidez que deja tanto el hogar como esta acción.
En fin, yo diría que el verdadero hogar es donde uno puede sentirse bien y sin miedo, pero después tenemos un millón de sucursales nómades. 

¿Qué es un abrazo? Bueno, exactamente eso. El abrazo es la actividad que sacia esta necesidad física de contención y cariño. A su vez, es un pequeño hogar temporal para no sentirnos tan lejos de casa. 
En un abrazo te puedo decir todos los "te quiero" que mi boca no sabría expresar. Por ahí, las palabras no hablan tan específicamente como una caricia en un determinado momento.

Así que, dándole un significado a todo esto, cada uno de mis seres queridos construye una casita para mi a diario. 
Me gustan los abrazos. Me gustan todos mis hogares.
Es más, te acabo de abrazar con un texto sin que te dieras cuenta.
Bienvenido a casa. 

Suspiro ligero, un invierno sin motivos


Abrió la última puerta del pasillo.
Ulula el viento contra la ventana,
nadie cree haberlo escuchado.
Quemará la soledad cuando descubras
una última instancia de este pánico atroz,
el calce perfecto para una historia con final dudoso.

Dame tu cruz, toma mi espada y esta fría pared.
Entrégales razones para creer que no todo se ha visto.
Burdo, dudando si vale un acróstico mal habido
Ante estas líneas que hoy dedico, sabrás a qué.


Cuando tomes mi mano la próxima vez,
extiende una esperanza entre mis dedos,
gana un lugar en tu cielo para mí
aunque cueste la mismísima razón.
Razón, que a veces es mejor no tenerla.

Abre las alas y echa a volar,
lentamente, con la sensación de las caricias.

Siempre que tengas un buen argumento,
oscuro será únicamente el manto que cubra
la última justificación para senda locura.

Será, por mal, será,
a mis ojos que dieron con la luz de aquella mirada,
banal, que la luciérnaga cayó en pleno vuelo y no sabías.
Etéreo y ciego, quizá más perdidos que ciegos.
¿Sutil o vulgar mentira...?
Que cada vez que rozo tu piel,
urdiendo intrigas, las manos se me hacen melodía
en esta hermosa tarde de eclipse solar.

Tendrás pocas palabras, serán las necesarias.
Entenderán que no hace falta,
que basta solo con el alma hablando.
Una imprudencia volátil,
instinto desgarrador,
enemigo de la costumbre,
rugiendo cual tigre enjaulado...
Otra vez, cegando al sol.

¿A dónde vamos?

Hace poco más de un mes, alguien me preguntó: "¿Vos le tenés miedo a la muerte?"... y a mi me cuesta pensar esta clase de cosas. Son temas delicados que hay que procesar bien...

¿A dónde van los que ya no están?
Durante los pasados siglos, tratamos de encontrar respuestas en la religión. Hablamos de Purgatorio, Cielo e Infierno. Hablamos de una multitud de vírgenes y un santo cuidando una gran puerta de oro. Algunos hablaron de reencarnación y otros, de reinos extensos y paradisíacos.
Yo quisiera que dejaran ir todo aquello por un segundo y pusiéramos las cartas sobre mi mesa.
La muerte es una parte de la vida. Por supuesto que es la menos favorita de todos, pero no es más que ello. Quienes le teman, vivirán esperándola durante toda su historia. Y cuando llegue, aún así los tomará por sorpresa.
No vivan de acuerdo a lo que les espera después. Si están por cometer un acto perjudicial, no se detengan por temer la pérdida del Cielo... deténganse porque ahora, en esta vida, eso está mal y hace daño a otros.
Más triste que perder el Cielo del más allá, es perder el de más acá... el que poseemos desde recién nacidos y llamamos vulgarmente "Humanidad".
Nadie sabe lo que hay después, porque de ahí no hay regreso. En base a esto, se genera una mítica inútil que nos hace aún más débiles. Vivir hoy y nada más que hoy, sabiendo lo que pasó ayer y provocando un mañana conveniente, pero viviendo hoy.

Somos efímeros como las rosas del Asteroide B 612. Lo importante es marcar nuestra inmortalidad en los demás. 
Cada una de las almas que ocuparon los cuerpos de los que amé, viven en cada enseñanza, en cada tropiezo, en cada paso de mi sendero. Eso, querido lector, se llama "inmortalidad". Hacer que tu historia valga para ayudar a las demás.


Yo propongo interesarse más por marcar vidas, que por perder la propia.
Obviamente le temo a la muerte. No quisiera irme aún, porque hay un millón de cosas que quedan pendientes... por supuesto, soy una persona joven y a mi edad estamos endeudados hasta el cuello con la Vida. Pero realmente me preocupa muy poco si una suma de indeseadas circunstancias mañana me roba la chance de pagar todas mis deudas.
Prima ahora el hecho de dejar de ser la argentina número treinta y siete millones y algo, para convenir que mi nombre y mi apellido signifiquen algo. Aunque sea algo mínimo para un reducido grupo de personas... o para una sola... pero algo.

Le temo a la muerte, porque soy un animal... pero no la espero ni la pienso todos los días.
Hay cosas más importantes que aterrarse por una gripe o rendirse ante una crisis. Allá afuera hay Vida por defender, hay un mundo entero dedicado a nosotros... no vale la pena pensar en no existir, cuando tenemos la existencia en nuestras manos.

Me acabo de dar cuenta que el promedio de veces que uso la palabra "Vida" en mis textos, supera con creces a cualquier idea que tenga sobre ella. Perdón por eso.
De todos modos, gracias papá y mamá por dármela.

Gracias a vos, por dedicarme este momento.

Monologueando sin motivo, razón ni circunstancia


(I)

Pocas personas saben quienes somos en realidad. No se trata de saber cuál es nuestro color preferido o qué tipo de películas nos gusta mirar, sino algo más "auténtico".
Estas personas conocen nuestro pasado, pero no bajo el concepto de sucesos cronológicos de alguna época distante, no como un montón de recuerdos plasmados en la historia de uno, porque a esa información puede acceder cualquiera que pregunte "¿Qué pasó?". Hablo del pasado interior, de lo que sentimos al momento de los hechos, de cómo nuestras almas se curtieron al contacto con lo ajeno, con los cambios, con lo inusual, con acciones y reacciones. De qué fue lo que pensamos hacer, lo que sentimos que debíamos hacer y lo que terminamos haciendo.
Hay personas que se jactan de conocernos basándose sólo en prejuicios, o en algo que alguna vez dijimos. Hay otras tantas que creen que no hace falta ver detrás de las máscaras, o quizá sean demasiado perezosas y pretendan conformarse con una respuesta simple, con una banalidad, con una casilla, con un número. 
Todos somos tan "amplios", tan extensos y complejos, que el hecho de sacar conclusiones sobre un ser humano, sobre sus actos, sobre sus pensamientos y opiniones, podría ser condenado como una falta de respeto gravísima.


(II)

Quizá sea tarde para volver a escribir, quizá no. Todo lo que se es que sigo sintiendo ansias al ver una hoja en blanco y las palabras siempre salen de mí disparadas, apuradas por la irritación de haber estado tanto tiempo escondidas.
Antes pensaba que alguien más hablaba por mí, que había algo en el Universo que se apoderaba de mis manos y se expresaba en mis papeles, pero esas cosas simplemente no suelen pasar. 
Las palabras no son más que yo misma, entregándome al mundo. Me juego por cada una de ellas y jamás me arrepiento de dejarlas ir. 
Creo en la belleza de las personas por lo que hacen. Las acciones son la verdadera cara, el cuerpo desnudo de cada uno de nosotros. Lo que hacemos nos viste de príncipes o mendigos, pero lo mejor es que ésta es una moda que puede ser elegida por cada uno. 
Creo en el fracaso y después de mucho tiempo aprendí a no temerle. El fracaso no es el enemigo, sino el amigo sabio que nos enseña el camino para triunfar. 
Uno no debería bajo ninguna circunstancia dejar de hacer lo que desea, porque mutilar la naturaleza propia es un delito aún peor que el de creer que conocemos a los demás, no importa cuán cercanos sean. 
Creo en el error, creo que todas estas palabras por las que me estoy jugando, tienen su grado de error. No creo que las palabras condenen, creo que los actos -esa moda autóctona- nos ponen más al descubierto. 
Creo que hablé mucho y no dije nada. Es que todos estamos cada vez más separados de la expresión, de la autenticidad, incluyéndome: Soy la voz de quien no predica con el ejemplo. 
Estamos pegados a lo que pensamos que los demás quieren que seamos y muy separados de lo que realmente somos y queremos ser. No hay nada de malo en querer ser algo más. No admitimos muchas cosas, por este estancamiento intelectual y cultural. 
Creemos que no nos pueden gustar ciertas canciones, ciertas modas, ciertos colores, lugares, comidas... todo porque seguimos pensando en lo que a los demás les gustaría que seamos. Nadie entiende nada ya.


(III)

Algún día no daré vuelta la llave dentro de la cerradura. Algún día caminaré por las calles sin miedo de morir, de ser despojada de mis bienes materiales, sin ser dañada por un extraño.
Algún día las personas serán honestas con sigo mismas y con los demás. Habrá un tribunal que decidirá libertades bajo el ideal de justicia, el pronóstico nunca dará lluvia en un día soleado. Los ancianos y las personas de otras razas serán Seres Humanos. 
Algún día el amor realmente no conocerá límites. "Homosexual" no será una mala palabra, "matrimonio" no será sinónimo  de desgracia y podremos correr libres, lejos del opaco vidrio por el cual miran los que no conocen el amor. 
Algún día tomaremos las chances que se nos presentan, no existirá el miedo y las personas no necesitarán matar para vivir. La muerte será solo una parte de la vida, la vida será la prioridad primera y estaremos desnudos frente a la magnificencia de la Naturaleza que nos parió. La inmortalidad solo será para los que nunca la hayan buscado, marcando pasos mientras se creyeron efímeros. 
La gente leerá los libros que escribimos y entenderá que éstos existen porque tenemos algo para decir. Algún día tus palabras tendrán el peso suficiente para dejar de ser propiedad del viento. 
Algún día dejaré de esperar que las cosas cambien, dejaré de temer a los cambios y comenzaré a provocarlos. 
Será ese el día en el que miraré en los ojos de cada Ser y veré Vida. Será ese el día en el que las palabras realmente importantes comenzarán a escribirse con mayúsculas, el día en el que las palabras que ya se escriben con mayúsculas dejarán de ser importantes. 
Dejaremos de existir y comenzaremos a vivir. 
Dejaremos de esperar y comenzaremos a buscar. 
Dejaremos de caminar y entonces, sólo en ese entonces... volaremos.