Hoy ya no son las mismas ganas de pararme frente a vos con una lupa y decirte: "Recuperé la sonrisa y ya nadie me hace infeliz". Perdió la gracia y vos recuperaste la humanidad. No es cortesía mía, es una cuestión de tiempo.
Si alguien te impone condiciones para recibir su compañía y amor, estas dos pierden su sentido. Es más, me resulta absolutamente aberrante escribir "condiciones" y "amor" en la misma oración.
Me enteré de esto después de moldearme completamente a los antojos de otro Ser Humano para obtener su cariño. Patética la actitud de traicionar la propia naturaleza por obligación.
Como es sabido, ese amor no duró mucho. Tampoco me trajo más que esta lección... lo cual resulta positivo, ahora que lo pienso por escrito. "No hay mal que por bien no venga".
En algún momento hay que entender que los amigos no tienen la obligación de estar ahí cada vez que estemos mal. No, no hay ningún reglamento que diga que si mañana me duele la panza y no tengo alguien abrazándome para que se me pase, es directamente un traidor.
Es estúpido cómo la gente se pelea con sus amigos porque cuando los quieren ahí, tienen obligaciones personales que cumplir. No seamos egoístas.
Ellos están en las tristezas cuando tienen la fuerza emocional para sostenernos. A saber que todos sufrimos, a saber que todos tenemos problemas y todos necesitamos tiempo para asimilarlos y solucionarlos. A saber que tu tiempo no es mío por decreto, sino por placer tuyo.
La única obligación de los amigos es disfrutarse entre sí.
Tengo los amigos que quiero tener, porque después de tropezar mil veces con personas dañinas, encontré a los que me complementan. Encontré a aquellos capaces de hacerme sentir que siempre que haya un precipicio, se puede construir un puente. Ellos pueden recordarme por qué sigo en la aventura, con tan solo traerlos un instante a la mente.
Este escuadrón de asidua comicidad es la prueba viva de la existencia y funcionalidad de la palabra "apego" en el diccionario.
Se los deseo a todos.
Resulta que la única manera en la que el amor puede vivir, es siendo incondicional. No sabría decir si se puede contradecir esto, pero para mi, es como que dijera que puedo existir sin respirar.
Estas cosas siempre van a ir de la mano.
En fin, los únicos que merecen tu amor, son aquellos que no tienen ninguna intención de dañarte. Hay que ser un poquito zorros y estar atentos.
Muchas veces he visto que las personas pierden la confianza o sienten que ya no tienen capacidad de amar después de que alguien los daña.
Bueno, estimado lector, esto es casi tan triste como decir que jamás vas a volver a tomar agua, porque te quemaste la lengua con el mate.
Si yo tuviera que seguir esa regla, en este momento mis palabras sonarían hostiles y no las leería más que un internauta errante que cayó en mi blog por casualidad.
Escribo desde el amor, porque después de pensarlo bien, me lo he permitido a pesar de todo. Si, me han hecho daño usando el apego como correa. Me han atado a una soga de cariño y luego golpeado con el garrote del odio hasta el hartazgo.
He sufrido locura, de esas que no son lindas ni sanas. Me he visto obligada a mentir, a insultar, a poner los brazos frente a la cara, a modo de escudo. He dañado cual animal indefenso que busca protegerse a sí mismo.
Todo esto fue posible, porque yo lo permití. Yo dejé que todo esto sucediera sin ponerle un freno.
Bueno, así como ayer permití esa atrocidad, hoy me permito el amor. Es así como hoy me rodeo de los que usan el cariño para dar aire al alma, de los que realmente me quieren cerca.
Hablar de un "ayer" distante y de un "hoy" aliviador -a mi edad-, es algo extraño... pero las distancias entre lo bueno y lo malo siempre son relativas a la persona que los sufre como cotidianidad.
Para cerrar, diría que un amigo es ese Ser al que desatamos de toda obligación, al que dejamos ser libre. Sin libertad, no existe la amistad. Si yo te condeno a ser mi diario íntimo o mi psicólogo, estás cumpliendo una función. La amistad no debe cumplir una función, sino hacer presencia por la misma magia que es. Por ósmosis, por reciprocidad, por correspondencia.
No matemos la magia con esa necesidad egoísta de que los demás sean solo para nosotros.
Y así como la amistad no existe sin libertad, tampoco existe sin amor, que a su vez, no sería posible si hay condiciones que lo regulen.
Estas cosas deben nacer, crecer y fortalecerse adentro de cada uno de nosotros. Deben ser auténticas como el alma, libres por naturaleza y lindas, a raíz de las decisiones que tomamos para que eso suceda.
Muchas gracias por tu tiempo.
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