El Amor es una energía renovable.
Las comidas de mamá, los abrazos de una abuelita, una anécdota de la juventud de papá y la risa de un amigo. Todo es energía que se transmite: se da y se recibe.
El Amor se transmite con los cinco sentidos. Los sentidos son los lazos del Ser Humano con el mundo. Cuando alguno falla o se carece de él desde el nacimiento, los demás se hacen más fuertes para que nunca perdamos nuestro cable a tierra.
Si no estoy demasiado equivocada, puedo concluir que la mayor parte del tiempo estamos dando y recibiendo Amor. Nada fuera de lo cotidiano: el Amor abarca desde una caricia hasta mirar un amanecer, desde el olor de una flor hasta alguna melodía que alguien dejó por ahí, para que el aire se bañe en ella y la propague a lo largo y ancho de su cuerpo etéreo.
Quisiera pensar que el Amor es el motor que está en el centro de la Tierra. Se alimenta de todo lo bueno y lo malo... y mantiene al planeta en esta transmisión constante de energía.
Nadie lo pierde... nadie puede perder el Amor. Está en la carne, está en el agua, en el sol, echa raíces por todos lados y es imposible detenerlo. De todas formas, ¿quién quisiera detener al motor del mundo? Si este mundo es algo maravilloso.
Está en vos, en tu espejo, en tus allegados, en los desconocidos, en el arte... ¿El trabajo de equipo en un deporte o proyecto? Adiviná con qué se sustenta...
Con todo el respeto que las glándulas secretoras de dopamina se merecen, el Amor es energía. Y como todos los seres son energía, quiere decir nada más y nada menos que nosotros somos... exactamente.
Muchas personas tienen un dios. No es un hombre barbudo ni un pelado panzón. Esas son las cosas que uno se imagina cuando dice "dios". El dios de las personas es el Amor representado en una figura y con un nombre específico.
No es mi intención ofender a los religiosos, sino buscar un acuerdo en ese punto. Llamalo Dios, llamalo Hashem, Alá, Anansi, Zeus, Bomazi, Atum, Inti, Odín, Roberto si querés... pero lo que representan todos estos nombres es una misma cosa: la Creación, la maravilla del mundo, el mismísimo Amor del que veníamos hablando.
Los libros están escritos por los humanos, por eso hay tantos problemas. Unos consideraban que era mejor no comer carne de cerdo, otros creían que las vacas eran sagradas y quizá en algún otro libro decía que la pastafrola era diabólica... los libros disienten, se contradicen y contrastan unos con otros. La verdadera razón que los llama a la religión es el Amor. La búsqueda y el gozo de éste.
Así es como este motor ha adoptado formas y nombres, se ha desarrollado, ha crecido y hemos crecido con él. Mientras sepamos que existe, que fehacientemente está ahí, va a seguir renovándose.
No solo es una pareja, un amigo o tus familiares... Amor sos vos mismo, lo que te rodea, lo que te gusta, lo que sentís, lo que te es inevitable como la respiración.
Este motor, inclusive, se representó en las palabras que acabo de escribir como Ser del Amor... y vos ahí, leyéndolas, bajo la misma calidad.
Gracias por hacer que esto funcione.
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