¿A dónde vamos?

Hace poco más de un mes, alguien me preguntó: "¿Vos le tenés miedo a la muerte?"... y a mi me cuesta pensar esta clase de cosas. Son temas delicados que hay que procesar bien...

¿A dónde van los que ya no están?
Durante los pasados siglos, tratamos de encontrar respuestas en la religión. Hablamos de Purgatorio, Cielo e Infierno. Hablamos de una multitud de vírgenes y un santo cuidando una gran puerta de oro. Algunos hablaron de reencarnación y otros, de reinos extensos y paradisíacos.
Yo quisiera que dejaran ir todo aquello por un segundo y pusiéramos las cartas sobre mi mesa.
La muerte es una parte de la vida. Por supuesto que es la menos favorita de todos, pero no es más que ello. Quienes le teman, vivirán esperándola durante toda su historia. Y cuando llegue, aún así los tomará por sorpresa.
No vivan de acuerdo a lo que les espera después. Si están por cometer un acto perjudicial, no se detengan por temer la pérdida del Cielo... deténganse porque ahora, en esta vida, eso está mal y hace daño a otros.
Más triste que perder el Cielo del más allá, es perder el de más acá... el que poseemos desde recién nacidos y llamamos vulgarmente "Humanidad".
Nadie sabe lo que hay después, porque de ahí no hay regreso. En base a esto, se genera una mítica inútil que nos hace aún más débiles. Vivir hoy y nada más que hoy, sabiendo lo que pasó ayer y provocando un mañana conveniente, pero viviendo hoy.

Somos efímeros como las rosas del Asteroide B 612. Lo importante es marcar nuestra inmortalidad en los demás. 
Cada una de las almas que ocuparon los cuerpos de los que amé, viven en cada enseñanza, en cada tropiezo, en cada paso de mi sendero. Eso, querido lector, se llama "inmortalidad". Hacer que tu historia valga para ayudar a las demás.


Yo propongo interesarse más por marcar vidas, que por perder la propia.
Obviamente le temo a la muerte. No quisiera irme aún, porque hay un millón de cosas que quedan pendientes... por supuesto, soy una persona joven y a mi edad estamos endeudados hasta el cuello con la Vida. Pero realmente me preocupa muy poco si una suma de indeseadas circunstancias mañana me roba la chance de pagar todas mis deudas.
Prima ahora el hecho de dejar de ser la argentina número treinta y siete millones y algo, para convenir que mi nombre y mi apellido signifiquen algo. Aunque sea algo mínimo para un reducido grupo de personas... o para una sola... pero algo.

Le temo a la muerte, porque soy un animal... pero no la espero ni la pienso todos los días.
Hay cosas más importantes que aterrarse por una gripe o rendirse ante una crisis. Allá afuera hay Vida por defender, hay un mundo entero dedicado a nosotros... no vale la pena pensar en no existir, cuando tenemos la existencia en nuestras manos.

Me acabo de dar cuenta que el promedio de veces que uso la palabra "Vida" en mis textos, supera con creces a cualquier idea que tenga sobre ella. Perdón por eso.
De todos modos, gracias papá y mamá por dármela.

Gracias a vos, por dedicarme este momento.

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