(I)
Pocas personas saben quienes somos en realidad. No se trata de saber cuál es nuestro color preferido o qué tipo de películas nos gusta mirar, sino algo más "auténtico".
Pocas personas saben quienes somos en realidad. No se trata de saber cuál es nuestro color preferido o qué tipo de películas nos gusta mirar, sino algo más "auténtico".
Estas personas conocen nuestro pasado, pero no
bajo el concepto de sucesos cronológicos de alguna época distante, no como un
montón de recuerdos plasmados en la historia de uno, porque a esa información
puede acceder cualquiera que pregunte "¿Qué pasó?". Hablo del pasado
interior, de lo que sentimos al momento de los hechos, de cómo nuestras almas
se curtieron al contacto con lo ajeno, con los cambios, con lo inusual, con
acciones y reacciones. De qué fue lo que pensamos hacer, lo que sentimos que
debíamos hacer y lo que terminamos haciendo.
Hay personas que se jactan de conocernos
basándose sólo en prejuicios, o en algo que alguna vez dijimos. Hay otras
tantas que creen que no hace falta ver detrás de las máscaras, o quizá sean
demasiado perezosas y pretendan conformarse con una respuesta simple, con una
banalidad, con una casilla, con un número.
Todos somos tan "amplios", tan extensos y complejos, que el hecho de sacar conclusiones sobre un ser humano, sobre sus actos, sobre sus pensamientos y opiniones, podría ser condenado como una falta de respeto gravísima.
Todos somos tan "amplios", tan extensos y complejos, que el hecho de sacar conclusiones sobre un ser humano, sobre sus actos, sobre sus pensamientos y opiniones, podría ser condenado como una falta de respeto gravísima.
(II)
Quizá sea tarde para volver a escribir, quizá no.
Todo lo que se es que sigo sintiendo ansias al ver una hoja en blanco y las
palabras siempre salen de mí disparadas, apuradas por la irritación de haber
estado tanto tiempo escondidas.
Antes pensaba que alguien más
hablaba por mí, que había algo en el Universo que se apoderaba de mis manos y
se expresaba en mis papeles, pero esas cosas simplemente no suelen pasar.
Las palabras no son más que yo misma, entregándome al mundo. Me juego por cada una de ellas y jamás me arrepiento de dejarlas ir.
Creo en la belleza de las personas por lo que hacen. Las acciones son la verdadera cara, el cuerpo desnudo de cada uno de nosotros. Lo que hacemos nos viste de príncipes o mendigos, pero lo mejor es que ésta es una moda que puede ser elegida por cada uno.
Creo en el fracaso y después de mucho tiempo aprendí a no temerle. El fracaso no es el enemigo, sino el amigo sabio que nos enseña el camino para triunfar.
Uno no debería bajo ninguna circunstancia dejar de hacer lo que desea, porque mutilar la naturaleza propia es un delito aún peor que el de creer que conocemos a los demás, no importa cuán cercanos sean.
Creo en el error, creo que todas estas palabras por las que me estoy jugando, tienen su grado de error. No creo que las palabras condenen, creo que los actos -esa moda autóctona- nos ponen más al descubierto.
Creo que hablé mucho y no dije nada. Es que todos estamos cada vez más separados de la expresión, de la autenticidad, incluyéndome: Soy la voz de quien no predica con el ejemplo.
Estamos pegados a lo que pensamos que los demás quieren que seamos y muy separados de lo que realmente somos y queremos ser. No hay nada de malo en querer ser algo más. No admitimos muchas cosas, por este estancamiento intelectual y cultural.
Creemos que no nos pueden gustar ciertas canciones, ciertas modas, ciertos colores, lugares, comidas... todo porque seguimos pensando en lo que a los demás les gustaría que seamos. Nadie entiende nada ya.
Las palabras no son más que yo misma, entregándome al mundo. Me juego por cada una de ellas y jamás me arrepiento de dejarlas ir.
Creo en la belleza de las personas por lo que hacen. Las acciones son la verdadera cara, el cuerpo desnudo de cada uno de nosotros. Lo que hacemos nos viste de príncipes o mendigos, pero lo mejor es que ésta es una moda que puede ser elegida por cada uno.
Creo en el fracaso y después de mucho tiempo aprendí a no temerle. El fracaso no es el enemigo, sino el amigo sabio que nos enseña el camino para triunfar.
Uno no debería bajo ninguna circunstancia dejar de hacer lo que desea, porque mutilar la naturaleza propia es un delito aún peor que el de creer que conocemos a los demás, no importa cuán cercanos sean.
Creo en el error, creo que todas estas palabras por las que me estoy jugando, tienen su grado de error. No creo que las palabras condenen, creo que los actos -esa moda autóctona- nos ponen más al descubierto.
Creo que hablé mucho y no dije nada. Es que todos estamos cada vez más separados de la expresión, de la autenticidad, incluyéndome: Soy la voz de quien no predica con el ejemplo.
Estamos pegados a lo que pensamos que los demás quieren que seamos y muy separados de lo que realmente somos y queremos ser. No hay nada de malo en querer ser algo más. No admitimos muchas cosas, por este estancamiento intelectual y cultural.
Creemos que no nos pueden gustar ciertas canciones, ciertas modas, ciertos colores, lugares, comidas... todo porque seguimos pensando en lo que a los demás les gustaría que seamos. Nadie entiende nada ya.
(III)
Algún día no daré vuelta la llave dentro de la cerradura. Algún día caminaré por las calles sin miedo de morir, de ser despojada de mis bienes materiales, sin ser dañada por un extraño.
Algún día no daré vuelta la llave dentro de la cerradura. Algún día caminaré por las calles sin miedo de morir, de ser despojada de mis bienes materiales, sin ser dañada por un extraño.
Algún día las personas serán honestas con sigo
mismas y con los demás. Habrá un tribunal que decidirá libertades bajo el ideal
de justicia, el pronóstico nunca dará lluvia en un día soleado. Los ancianos y
las personas de otras razas serán Seres Humanos.
Algún día el amor realmente no conocerá
límites. "Homosexual" no será una mala palabra,
"matrimonio" no será sinónimo de desgracia y podremos correr
libres, lejos del opaco vidrio por el cual miran los que no conocen el amor.
Algún
día tomaremos las chances que se nos presentan, no existirá el miedo y las
personas no necesitarán matar para vivir. La muerte será solo una parte de la
vida, la vida será la prioridad primera y estaremos desnudos frente a la
magnificencia de la Naturaleza que nos parió. La inmortalidad solo será para
los que nunca la hayan buscado, marcando pasos mientras se creyeron efímeros.
La
gente leerá los libros que escribimos y entenderá que éstos existen porque
tenemos algo para decir. Algún día tus palabras tendrán el peso suficiente para
dejar de ser propiedad del viento.
Algún día dejaré de esperar que las cosas
cambien, dejaré de temer a los cambios y comenzaré a provocarlos.
Será ese el
día en el que miraré en los ojos de cada Ser y veré Vida. Será ese el día en el
que las palabras realmente importantes comenzarán a escribirse con mayúsculas,
el día en el que las palabras que ya se escriben con mayúsculas dejarán de ser
importantes.
Dejaremos de existir y comenzaremos a vivir.
Dejaremos de esperar
y comenzaremos a buscar.
Dejaremos de caminar y entonces, sólo en ese entonces...
volaremos.
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