Me gusta madrugar. Madrugo, pero en el sentido retorcido en el que uno vive la madrugada en pañales, no esas seis de la mañana que se venden como "madrugada".
Cuando "madrugo" de esta manera, por lo general un bichito entra por la ventana y me inyecta una dosis elevadísima de creatividad. Lo espero. Todas las noches lo espero, porque es él quien me "dicta" lo que tengo que escribir. Es él quien conecta el cerebro con las manos.
Ese bichito está en todos lados, pero hay que esperarlo pacientemente.
Me gusta pensar que soy joven. Me fascina la idea de estar tan llena de energía, tan apasionada por la vida, con tantísimo tiempo para decir, hacer y pensar todo lo que de abasto en mi cuerpo, mi alma y mi mente.
La juventud, estimado lector, es eso. Juventud es energía vital, es tener "ganas de" y calmar esas "ganas de" con maestría propia del pecho enardecido, esa lucha constante por unir la voluntad al medio y el medio a los demás.
No hay edad para ser joven.
Me gusta generar pequeñas polémicas que no pasan de un "esta chica está completamente loca". La locura, galanes de la noticia vieja, la locura es el único fenómeno humano que abre las puertas al miedo a la verdad.
Aquellos que nos apagan los micrófonos a nosotros, los locos de remate, son los más aterrados a la diferencia de pensamientos. Les da miedo la realidad, porque nunca es tan bonita como el vanguardista cuadro de la mentirita piadosa con la que dormimos tranquilos. Y... ¿qué es la verdad?
Bueno, la verdad es propia del discernimiento, más arraigada a la subjetividad que a una "dudosa naturaleza de las cosas". Pero la verdad ya la impusimos con el primer Ser Humano y la seguimos a lo largo de los milenios. Nadie puede cambiar un hecho en la historia, pero sí puede contarlo de otra manera:
Si "Juan lanzó la pelota" es el hecho, seguramente uno dirá "Juan es un vándalo que rompió una ventana con la pelota" y el otro dirá "Juan es un chico inocente, que estaba jugando a lanzar una pelota, pero no rompió nada". Contando que Juan es hijo nuestro y tenemos que responder ante su irresponsabilidad.
La primera frase es el hecho que sucedió en un determinado lugar y momento. Los testigos dan el primer relato y este relato se va modificando, dependiendo de la credibilidad del mismo y del punto de vista del espectador.
Durante los años posteriores, Juan pudo haber sido santo para unos y demonio para otros. La realidad, es simple: Juan simplemente lanzó una mísera pelota.
Pasa en el mundo actual. Los que creen en el vándalo, no van a escuchar los fundamentos de los que creen en el chico inocente. Eso, señores, es pérdida de la verdad. Si no nos escuchamos unos a los otros, nunca sabremos regenerar un hecho concreto.
Entonces, la Humanidad se divide en dos bandos: Los Juanistas y los Anti-Juanistas. Ninguno de los dos sabe si rompió una ventana o no, porque temen que la verdad sea diferente a la que ampararon durante años. El clásico "se nos cayó un ídolo".
Los ídolos son Humanos. Juan es Humano. Acepten que los humanos cometen errores.
No le apaguen el micrófono al que quiere refutar, porque podría ser importante. Más que importante, podría abrir las puertas a un mundo de dudas. Llenémonos de dudas, porque también nosotros somos Humanos y necesitamos aprender. Dudar no es de ignorante. Ignorar es de ignorante.
Dudar es una actitud propia de aquel que tiene sed de conocimiento, de explorar un mundo que resulta más que vasto.
Errare humanum est.
También está el que dice: "A mí no me interesa si Juan rompió la ventana o no", pero no entiende que la ruptura de ese vidrio nos incumbe a todos. Interesate por lo que te incumbe a vos también, porque vos tenés que responder ante lo que haga el chico.
La injusticia camina entre nosotros. Está ahí, tomando un café con la mentira, mientras la verdad se limita a dejarles unas facturas en la mesa. Nadie escucha a la verdad. ¿Qué es un simple mesero al lado de dos eminencias, de dos grandes empresarios de la vida?
Vamos a lo cierto. Yo quiero saber qué hizo Juan, cómo, por qué y cuándo lo hizo. También quiero escuchar a los dos testigos, para informarme mejor, para saber qué puedo tomar de cada uno y cultivarme de ello para generar mi propia idea. Es la única manera de poder justificar los pesos que vas a tener que poner para pagar la ventana. O si se lo piensa, para saber si siquiera es justo pagar por ella, si te corresponde realmente.
Errare humanum est. Basta de idolatrar. Aprender de lo bueno y de lo malo. Escuchar al que opina diferente. Así se hacen los grandes progresos.
Nos vemos en el próximo texto. Gracias, estimadísimo lector.
excelente mechi... sin duda a la verdad se la refuta de la manera que a cada uno le conviene para no quedar mal parado de este lado del sendero y el otro humano opina sobre algo de manera diferente...ha que escuchar a todos los sectores, no apagarle los microfonos como dijiste repetidas veces en el texto, quizas el que menos sabiduria posee (por cierto todos somos inteligentes y somos mas capaces en una cosa y menos en otra) es quien podria poseer la respuesta a los crimines, castigos, macanas o ya sea cual sea el heco que conlleve a la problematica...
ResponderEliminarnuevamente excelente mec