Hay melodías que me recuerdan a los brazos de mamá, a las caricias suavecitas en la cabeza, mientras susurraba alguna canción de cuna, que viajaba por toda la habitación y me hacía sentir segura.
Hay paisajes que me remontan a mi más temprana edad, echada sobre el pecho de mi papá, cuando cabía allí sin acurrucarme demasiado.
Pero los espejos ya no me devuelven a la niña que fui...
Alguna vez, un viejo amigo me dijo: "Cuando un ladrón esté apuntándote con su revólver, te va a robar el celular, las zapatillas, la mochila y quizá alguna otra cosa que lleves encima. Pero hay algo que jamás te van a poder quitar: el amor de tu papá, de tu mamá, de tus hermanos y amigos..."
Y en ese entonces, entendí que lo que nos hace sentir seguros no es un teléfono, no es la ropa que usamos, ni el maquillaje, una consola de videojuegos, un auto o una casa grande. Lo que nos da seguridad es eso que nadie nunca va a poder robarnos.
Se que el amor nos hace ver hermosos. Cuando una persona se rodea de amor, sonríe... y no hay mejor muestra de belleza que una sonrisa bien fundada.
Me basta con ello.
No quiero lo mejor en cuanto a material, quiero el mejor amor. Quiero la mejor sonrisa en la cara de mis amados. Mi ambición se remite al pecho enardecido, a la pasión por la vida, a lo que puedo dar.
Seguridad... seguridad no es poder decir "mi casa es enorme, tengo un buen sueldo, una novia modelo y le caigo bien a todos". Seguridad reside en el cariño sincero hacia uno mismo y hacia los demás. Cuanto más sincero sea, más seguridad tendrás.
Si pudiera construir mi propio mundo, sería exactamente igual a este. Lo imagino de mil maneras y todas resultan sosas y aburridas.
Lo único que tenemos asegurado desde el primer suspiro hasta el último, somos nosotros mismos. En tanto nos rodeemos de amor, seremos hermosos. Sería lindo saberlo y poder decir:
"De lo único que estoy seguro, es de mí mismo."
No hay comentarios:
Publicar un comentario