Yo se lo que quiero, pero no se cómo se hace

Pero yo me la complico.
A veces quiero juntar el agua y el aceite, habiendo tantas otras cosas por probar.
A veces me gustaría tener una familia enorme que se junte un 24 a la noche a cenar, cagarse de risa, escuchar anécdotas... llena de tíos gritones que son verdaderamente graciosos, primos adolescentes con cara de culo esperando la hora para irse con sus amigos a tomar algo, primos chicos molestando con las campanitas del árbol y pidiendo Coca-Cola antes de la cena y algún que otro bebé nuevo siendo el motivo de "aaawwws" de todos... pero mi familia está descocida y emparchada.
Me gustaría querer bañarme tres horas antes de la cena, ponerme mi mejor ropa e ir a ayudar a cocinar... verlos a todos bien vestidos también. Pero no. Hace varias navidades ceno en ropa de entre casa y los veo a ellos también, de la misma manera. ¿Para qué? No tenemos nadie a quién hacer sentir que es una noche casi de gala, en la que debe ser todo mágico, dorado, con un ángel especial.

El 24 somos los mismos cuatro, apenas hablamos y por lo general miramos recitales de quién sabe qué año en Crónica. A las 12 ponemos alguna bebida en copas y brindamos por nada, mientras miramos por el balcón cómo cada año la Navidad se vuelve más silenciosa.

Una bosta. Capaz que más o menos linda, porque de última somos los mismos cuatro de todos los días del año y a veces uno se siente medianamente acompañado en el desahuciado sentimiento de que sea una noche especial.
La Navidad, para mí, es un día más en el año... cuando hace algunos años atrás supo ser algo verdaderamente hermoso.

Capaz que es el hecho de haberle dado mucha importancia. Capaz que si mis tíos no hubieran tenido tan poco amor como para no aceptar a una pareja que no está casada o para acompañar a este pedacito de familia en su momento más triste, cuando más los necesitó... si ellos no hubieran sido tan imbéciles (y perdón por la honestidad bruta), yo podría tener mi egoísta sueño de la familia enorme, llena de primos, nuevos bebés y tíos graciosos.

No es un desesperado intento de nada, me estoy resignando. Estoy resignada hace años... pero es una resignación ingenua que no quiere ser. El año pasado me quedé pensando toda la noche cómo podría ser que me doliera tanto ver mi egoísta deseo cumplido en la familia de algún amigo, en cuya casa nos juntamos para salir después a hacer alguna otra cosa.

Era doloroso, porque soy egoísta. Era ver todo lo que yo soñaba tener bajo mi techo. Ahí estaba el tío gritón, a unos metros -aislados de todos-, dos primos adolescentes con cara de culo mirando sus celulares... en el piso, vagamente aprendiendo a caminar, el bebé más reciente de la familia y por allá, ya sentados en la mesa, dos hermanos, cómplices de travesuras cuando niños, ahora hablando sobre sus vidas.

Oh, la tradición. La estúpida y enferma tradición que hace que una pobre imbécil como yo desee todo aquello que para otros es tradición. Odio mi tradición. Tres caras, una mesa, el televisor prendido y un brindis por nada a las doce.
Agradezco tener qué poner en la mesa, pero sigo  deseando que -además de comida-, haya un puñado de personas alegres. Personas que realmente quieran estar allí. Personas que no hayan sido imbéciles, que no hayan tenido poco amor.

Sigue doliendo. Tantos años de lo mismo y sigue doliendo. Hay que ser boludo para no acostumbrarse a que quizá, después de tantísimo tiempo, esto sea ya la realidad y hay que aceptarla como viene.
Así que bueno, quizá con entrenamiento y aceptación, la Navidad al fin sea una noche más en el año y no un par de sobrevaloradas horas en el año.

Por ahora, seguiré envidiando al que va a animar a los primos adolescentes con cara de culo, al que se le duerme el abuelo en la punta de la mesa como a la 1... al que escucha al tío gritón y se le escapa un "awww" con el bebé nuevo.

Si tenés todo eso, el 24 a la noche pensá en los pobres boludos que no lo tenemos y disfrutalo mucho. Yo estaré pensando en alguien que ni siquiera tenga esto que tengo yo e intentaré convertirlo en algo especial


Felices fiestas.

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